Académicos

Jesús Silva Herzog

Don Jesús Silva Herzog tenía una hermosa presencia; su figura parecía sacada del Antiguo Testamento; su voz, también; ambas, figura y voz, trabadas en una unidad en que se da la profecía, el anuncio de lo que ha de venir. Así era cuando hablaba de esta patria nuestra y del destino de la Revolución. Dividió su tiempo entre las tareas de la administración pública, en la que sobresale su participación en la expropiación petrolera, las exigencias de la cátedra y las urgencias de la letra escrita; su obra mayor en este campo, Cuadernos Americanos, ahí queda como testimonio de lo que un ejemplar mexicano pudo hacer para imbricar el pensamiento de españoles e hispanoamericanos en una gran obra común. Ello sin mengua, antes al contrario, de los numerosos y valiosos títulos con los que enriqueció tantas y tan variadas disciplinas como la historia, la economía, la sociología y la política. Porque don Jesús fue en la más alta extensión del término un humanista de la estirpe de los Moro y Campanella, de los Erasmo…

Hombre fue que no rehuía las definiciones. No una sino las veces que hizo falta saltó a la palestra para reafirmar su condición de hombre de izquierda. Y cuando lo ganaba la poesía se le oía decir: “Soy hombre sencillo y complicado, como un tablero de ajedrez…” Pero, viejo león, al rato volvía a las andadas. Entonces, con esa voz que llenaba la sala de conferencias al igual que lo hubiera conseguido en la plaza pública, hacía saber a sus oyentes su credo vital: “Creo en mí mismo; creo en mi familia, más que en mí mismo; creo en mi patria más que en mi familia; y creo en la humanidad más que en mi patria”. Don Jesús Silva Herzog legó a los mexicanos de hoy y de mañana una vida de trabajo, de limpieza y honor. Fui alumno suyo unas cuantas horas, su colega en la Academia Mexicana unos cuantos años, su discípulo siempre, toda la vida. Jesús Silva Herzog (San Luis Potosí, 14 de noviembre de 1892-México, D. F., 13 de marzo de 1985) publicó: La reforma agraria en México y otros países (1934); Petróleo mexicano, historia de un problema (1941); Breve historia de la Revolución mexicana (1960); El mexicano y su morada (1960); Historia del pensamiento económico-social de la antigüedad al siglo xvi (1961); Trayectoria ideológica de la Revolución mexicana (1963); Historia de la expropiación de las empresas petroleras (1964); El pensamiento económico, social y político de México (1967); Mensaje a un joven economista mexicano (1967); Mis trabajos y los años. Una vida en la vida de México (1972); Una historia de la Universidad de México y sus problemas (1974) y El pensamiento de Lázaro Cárdenas (1975), entre otras. Fundó y dirigió, desde 1942 hasta su muerte en 1985, una de las mayores revistas mexicanas: Cuadernos Americanos. Don Jesús quedó ciego desde su juventud. Fue designado licenciado en Economía, ex oficio, y profesor emérito de la UNAM, ministro de México en la URSS, oficial mayor, subsecretario de Educación Pública, gerente de Petróleos Mexicanos (1939-1940) y subsecretario de Hacienda. Miembro de El Colegio Nacional desde 1945. Ingresó en la Academia Mexicana, en la silla XIX, el 17 de octubre de 1956, con un discurso sobre “Algunas ideas sociales en don Quijote de la Mancha”, al que dio respuesta Antonio Castro Leal, ambos recogidos en las Memorias de la Academia Mexicana, tomo xv (1956). (Andrés Henestrosa, Semblanzas de académicos).

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