Ceremonia de ingreso de don Pedro Martín Butragueño (parte 3)

Miércoles, 26 de Octubre de 2016.

Apéndice: fuente de los sonidos incluidos

Número

Origen del audio [y día de consulta]

Tipo de testimonio y año

Archivo sonoro

Ej. 1

COEM, Entrevista 7 de Veracruz (VE-007-C00-1AM-15); Entrevista 18 de Tuxtla Gutiérrez (TU-018-C00-1AM-13); Entrevista 12 de La Paz (LP-012-C10-1MM-14) [4 de septiembre de 2016]

Entrevistas (fragmentos), 2013, 2014 y 2015

ejemplo_1.wav

Ej. 2

CSCM, Entrevista 108 (ME-313-13M-07) [23 de agosto de 2016]

Entrevista (fragmento), 2007

ejemplo_2.wav

Ej. 3

CSCM, Entrevista 102 (ME-314-13H-07) y Entrevista 104 (ME-191-13M-01) [1 de septiembre de 2016]

Entrevistas (fragmentos), 2007 y 2001

ejemplo_3.wav

Ej. 4

Habla de la República Mexicana, Entrevista de Alfredo F., Bahía Kino, Sonora, punto 184 del Atlas Lingüístico de México [30 de agosto de 2016]

Entrevista (fragmento), 1972

ejemplo_4.wav

Ej. 5

[26 de agosto de 2016]

Guillermo Flores, de 115 años (fragmento), 2013

ejemplo_5.wav

Ej. 6

[12 de agosto de 2016]

Grabación de Martinville, 1860

ejemplo_6.wav

Ej. 7

[18 de agosto de 2016]

Demostración del fonógrafo (fragmento), 1878

ejemplo_7.wav

Ej. 8

[27 de agosto de 2016]

Batalla del 5 de mayo de 1862 (fragmento), 1902

ejemplo_8.wav

Ej. 9

[20 de agosto de 2016]

Carta leída de Porfirio Díaz (fragmento), 1909

ejemplo_9.wav

Ej. 10

[24 de agosto de 2016]

Alocución de Francisco I. Madero (fragmento), 1911

ejemplo_10.wav

Notas

[1] Por supuesto, la lectura más directa y general a la que este texto se refiere es el extraordinario cap. 1 del vol. I de los Principios del cambio lingüístico de W. Labov (1994), dedicado al uso del presente para explicar el pasado. Sería difícil expresar todos los aspectos en que tal escrito ha influido en mi desarrollo profesional y, en un sentido amplio, en las ideas expuestas en este discurso.

[2] Siendo la lengua escrita mucho más uniforme, son relativamente pocas las ocasiones en que puede formarse una confusión seria que no aclare el contexto. Esta afirmación no sólo es fructífera para los textos actuales, sino para los escritos antiguos, perfectamente inteligibles en su mayor parte cuando menos para el lector con cierta cultura. Para la variación dialectal del español, puede verse Moreno de Alba (2001) y Moreno Fernández (2009), entre otros textos introductorios.

[3] O tecleadas, como se dice ahora para ciertas formas de escritura en línea. Véase por ejemplo Yus (2010), aunque existe ya bastante bibliografía al respecto.

[4] Se está pensando aquí en la concepción clásica de arquitectura lingüística, tal como la expuso Coseriu. Resulta particularmente relevante ahora su libro de 1978.

[5] En el sentido de Searle, tal como lo ha venido desarrollando en diferentes trabajos (1969, 1979, 1983, 1995, 2010). Especialmente importante es el libro de 2010, sobre la creación del mundo social y la estructura de la civilización humana.

[6] Sobre evaluación subjetiva, en forma de creencias, de actitudes, de ideología lingüística y de dialectología perceptual, existe una amplia y creciente bibliografía. Pueden destacarse Preston (1989, 1999), López Morales (2004, pp. 286-297), Serrano (2009), Quesada (2014), Cestero Mancera y Paredes (2015). Particularmente interesante me parece el principio de la edad de oro, que concede un mayor valor a las formas lingüísticas del pasado (cf. Labov 2001, Martín Butragueño 2010a).

[7] Se ha escrito muchísimo sobre el valor de la identidad y sobre sus consecuencias sobre el lenguaje; es, de hecho, uno de los conceptos sobre los que se sustenta la Historia sociolingüística de México (Barriga Villanueva y Martín Butragueño 2010a, 2010b, 2014, en preparación). Sobre bilingüismo e identidad, véase Niño-Murcia y Rothman (2008); para variación estilística y construcción de la identidad, cf. Drager (2015), especialmente el cap. 5.

[8] La idea de que la resolución de las necesidades comunicativas de los hablantes es el objeto último de la sociolingüística, al amparo de la propuesta de mercado lingüístico de Bordieu (cf. 1982) se desarrolla en mayor detalle en Martín Butragueño (2010a, en preparación b), en un sentido muy parecido al empleo de los recursoslingüísticos tal como lo expone Blommaert (2010). La idea está en la base del porqué de los intercambios específicos, de las estructuras medianas, como las comunidades de práctica y las comunidades de habla (Eckert 2000), y del papel del lenguaje en las grandes estructuras sociales.

[9] La lengua escrita no sólo es reflejo de la hablada, sino que tiene un papel importante en la retracción a través de la estandarización (cf. Penny 2000, cap. 7), e incluso en la innovación (como ocurre en la lengua tecleada). Para una síntesis de los modelos de cambio lingüístico, en especial de aquéllos de naturaleza fónica, considérese Martín Butragueño (2014, cap. 1). El estudio del español hablado, documentado en las últimas décadas, amalgamado con su extensa geografía y con las distintas estructuras y circunstancias sociales en que nos desenvolvemos, es esencial para entender cómo se comportan los hablantes, qué beneficios buscan cotidianamente y qué repercusión tiene ello en la estructura del idioma. Uno de los proyectos más ambiciosos para el estudio de las variedades habladas contemporáneas surge en el marco del "Proyecto para el estudio sociolingüístico del español de España y América", Preseea (cf. Moreno Fernández 1996, Cestero Mancera 2012). Aunque los textos pretéritos muestran diferentes dosis de oralidad, y se ha diseñado una completa metodología para estudiar tal dimensión (véase por ejemplo Kabatek 2005, Österreicher 2007, Lara 2014, entre muchos otros), parece evidente que es más inmediato estudiar la lengua hablada a partir del momento en que existen registros sonoros.

[10] Piénsese por ejemplo en la monumental Sintaxis histórica de la lengua española, dirigida por Company (2006, 2009, 2014).

[11] Se ha dicho (Aitchison 2001) que existen dos maneras llanas de estudiar el cambio lingüístico: el método documental y el método de grabadora. Siguiendo la idea, por medio de los documentos analizamos los cambios lingüísticos a gran escala, y por medio de los registros actuales su manifestación en la variación contemporánea. Al estudiar los diferentes tipos de textos plasmados en documentos solemos adentrarnos en el pasado remoto y en el pasado reciente. Con las grabaciones, registramos diferentes aspectos de nuestro presente lingüístico, y nos fijamos en las diferencias entre personas que viven en diferentes lugares y entre personas de diversas edades, entre hombres y mujeres, entre personas de varios niveles educativos y actividades productivas, entre redes sociales densas y difusas y entre comunidades de prácticas locales y de prácticas globales. Por supuesto, estas diferencias sociales también existían en el pasado y es posible tener en cuenta lo que nos revelan, pero en general es mucho más fácil considerarlas en los datos actuales.

[12] Labov ha insistido en múltiples ocasiones en el papel central de las hablas vernáculas orales como pieza empírica central para el estudio de la variación y el cambio lingüístico (véase por ejemplo 1994, caps. 3 y 4, y 2013).

[13] Uno de los más célebres trabajos de James Hutton son las Dissertations on different subjects in natural philosophy, de 1792; los Principles of Geology de Charles Lyell aparecieron entre 1830 y 1833. Los tres volúmenes de Lyell formaban parte de la biblioteca del Beagle y pueden leerse en [16 de agosto de 2016]. Ambos autores son también recordados por Labov (1994, cap. 1

[14] Véanse los ya citados caps. 3 y 4 del libro de 1994. La discusión se amplía y actualiza en Serrano (2014). El tiempo real se ha usado siempre en los trabajos de lingüística histórica, mientras que la consideración del tiempo aparente ha sido aportación de la sociolingüística variacionista. En los últimos años se han podido combinar ambos métodos, lo que ha aumentado notoriamente la comprensión de los procesos de cambio. También se puede hablar de geografía aparente, en la medida en que las diferencias geográficas son testigos de diferentes etapas de cambio, lo que es particularmente relevante para el estudio de la variación sintáctica actual. También pueden existir otros testigos de los procesos de variación, como diversas agrupaciones sociales, o como los diferentes estilos de habla, más y menos formales. Convendría, en realidad, hablar de ventanas para el estudio de la variación y el cambio, en el mismo sentido en que Botha (2016) emplea el término a propósito de la evolución lingüística, considerando además varias naturalezas heurísticas en el trabajo posible a partir de las diferentes ventanas.

[15] Concebidos estos grupos à la Eckert, estaríamos hablando de redes bastantes trabadas de individuos. Algunas de las ramificaciones más interesantes de las ideas de Silverstein pueden encontrarse en Eckert (2000, 2008 y otros trabajos). Por otra parte, Eckert (2000) adapta la idea de comunidad de práctica de Lave y Wenger (1991) y Wenger (1998) y la desarrolla en lingüística. Para entender el papel de la comunidad de habla en el cambio lingüístico, debe verse como una creación social en la que se consolidan recursos simbólicos, se generan nuevos sentidos a partir de la colaboración de sus miembros en la factura de significado social y se construye el cambio lingüístico (Eckert 2000, p. 34). Una comunidad de práctica es un agregado de personas que participan de unos mismos propósitos e intereses, en el seno de la cual los individuos desarrollan y comparten formas de hacer cosas, modos de hablar, creencias, valores (es decir, las prácticas que llevan a cabo); las relaciones sociales surgen de estas actividades, y las actividades surgen de las relaciones sociales, de forma que la comunidad de práctica se define a la vez por la filiación de sus miembros y por las prácticas compartidas que surgen de tal filiación. El valor del concepto descansa en la naturaleza mutuamente constitutiva del individuo, el grupo, la actividad y el significado (ibid., p. 35). En lo personal, me parece que la representación lingüística de la comunidad de práctica debe ser el punto de partida de una teoría del cambio lingüístico (Martín Butragueño 2014, cap. 1).

[16] Como en su día hicieron Parodi y Santa Anna: me refiero a su trabajo de 1997, en el que se desarrolla una tipología de las comunidades de habla, concebidas en diferentes niveles concéntricos, moviéndose del español rural al estándar.

[17] La idea se desarrolla en detalle en Martín Butragueño (en preparación b), capítulo sobre el español de México en el contexto hispánico, que forma parte de la entrega final de la Historia sociolingüística de México. Aunque toma elementos del pluricentrismo (cf. Österreicher 2002, López Serena 2013, entre muchas otras referencias), concepción que subraya la existencia de diversos centros difusores de distinto tamaño y capacidad de influencia, y del policentrismo, herramienta de la sociolingüística de la globalización (Blommaert 2010, 2013) que enfatiza la pugna entre tipos diferentes de indización de significados sociales, el perspectivismo busca construir modelos culturales y lingüísticos de sociedades completas, adoptando el punto de vista de un observador en un tiempo y un lugar específico. Así, el español mexicano tiene dimensiones expansivas, en las que desplaza a las lenguas originarias; dimensiones focalizadas, como la que supone la influencia nacional y supranacional de los usos de la Ciudad de México; y dimensiones contractivas, como las que experimenta en Estados Unidos. Esta dimensión sociolingüística complementa la revisión del estado de avance de una serie de variables fónicas y sintácticas y busca proporcionar un marco interpretativo general de los hechos lingüísticos puntuales.

[18] Aquí es necesario recordar el importante trabajo de Silverstein de 1976 sobre el significado social, cuyas ideas han sido enormemente productivas para la etnolingüística y la sociolingüística. La indización del significado social en los enunciados lingüísticos es central en las propuestas de historia sociolingüística de México, en la construcción lingüística de la megalópolis central o en la idea de español visto desde México (Martín Butragueño 2010a, 2016, en preparación b; en 2010a; las palabras finales del párrafo son cercanas a otras del trabajo de 2014, p. 52).

[19] Ya se mencionó supra trabajos como los de Kabatek (2005) y Österreicher (2007). El papel de las tipologías de discursos ha sido de gran importancia en los trabajos de lingüística histórica de las últimas décadas.

[20] Una vez más, puede pensarse en el libro de Labov de 2013. Ciertamente, las narraciones personales no son el único material interesante. Debe recordarse también las narraciones convencionales, las descripciones, las argumentaciones y el diálogo, por pensar en subtipos discursivos que emergen de manera común en las entrevistas lingüísticas que adoptan la forma de conversaciones grabadas (cf. Silva-Corvalán 2001).

[21] La primera edición del Diccionario de Mexicanismos apareció en 2010. La Academia Mexicana de la Lengua prepara actualmente la segunda edición del diccionario. Pueden verse los avances en [18 de agosto de 2016].

[22] Estas palabras corresponden, contadas de manera gruesa, al doble de acepciones, de las cuales sólo una cuarta parte tienen marca de 'supranacional'.

[23] Como ha estudiado Pesqueira (2012), comparando la comunidad mexicana en Madrid con varios grupos hispanohablantes en la Ciudad de México, como españoles y argentinos.

[24] Se trata de Lastra y Martín Butragueño (en prensa), donde se considera todos los datos relevantes incluidos en 108 entrevistas realizadas en la Ciudad de México.

[25] El dato procede de Díaz-Campos (2003), quien trabaja con 96 entrevistas. Algunos estudios dan índices todavía mayores, como el de Freites (2008) para Táchira, Venezuela. En España se producen bastantes casos en las zonas bilingües, como muestran Blas Arroyo (1995-1996) o Gómez Molina (2013).

[26] Véase por ejemplo Soler (2012) para la comparación con datos del habla culta, así como Serrano (2015). El análisis de Martín Butragueño (en prensa a) sobre datos de Ecatepec sugiere que el proceso sí se encuentra en expansión entre personas de nivel socioeducativo bajo.

[27] Paredes (en prensa) ha encontrado 2.1% de casos relevantes en 108 entrevistas realizadas en Madrid.

[28] La concepción del estilo en sociolingüística ha ido evolucionando de una visión más estática (por ejemplo, formal vs. informal, público vs. privado) a otra mucho más dinámica según la cual el hablante construye su identidad (cf. Eckert y Rickford 2001). Una realidad no menos clara es que el manejo del espesor histórico de la lengua es muy diferente de persona a persona y depende en buena medida de la cultura formal y vital de que se disponga. No sólo es una cuestión que afecte al léxico, sino que se activa con respecto a fenómenos de muy diversa naturaleza, como la formación de palabras o la comprensión de estructuras gramaticales propias de otras variedades geográficas o de otras épocas.

[29] Puede encontrarse una discusión de estos modelos, en especial en su relación con los hechos lingüísticos, en Martín Butragueño (2014, cap. 1).

[30] Podrían citarse aquí innumerables referencias. En México, es especialmente conocida la labor del Dr. Germinal Cocho en el estudio de los sistemas complejos. El Centro de Ciencias de la Complejidad de la Universidad Nacional Autónoma de México desarrolla un proyecto de acceso abierto a partir del cual se pueden consultar libros como el de Levins (2015) o el de Laguna Sánchez et al. (2016), entre otros estimulantes trabajos.

[31] Para este sentido de transmisión y difusión es esencial referirse al tercer volumen de los Principios de Labov, de 2010. Acerca de la importancia de la acomodación como mecanismo esencial para la expansión de los cambios lingüísticos, debe verse Trudgill (1986, 1999), Siegel (1993, 2012), Kerswill (1996, 2002). Para algunos planteamientos al respecto, véase Martín Butragueño (2004, en prensa b).

[32] Sería interesante también hacer un recorrido minucioso por la metodología empleada a lo largo del tiempo, no sólo por el interés intrínseco de esa consideración, sino también para discutir en qué medida son comparables los materiales recogidos en cada época. También es interesante tener en cuenta los equipos empleados y la calidad que se deriva de ellos, empezando por la grabación en computadora y con equipos digitales y siguiendo con los registros en DAT, los cassettes convencionales, las cintas de carrete y otros soportes más antiguos de diferentes valores históricos.

[33] Cf. Martín Butragueño, Mendoza y Orozco (en preparación). Puede verse algo más de información en [22 de agosto de 2016].

[34] Con respecto a la estructura de la red urbana de México, consúltese Garza (1985, 2003), así como Schteingart y Pírez (2015) y Negrete (2016). La aplicación de las ideas urbanas a los problemas lingüísticos se desarrolla en Martín Butragueño (2010b, 2016).

[35] Cf. el desarrollo de esta idea, en el contexto de otras exploraciones sobre el español visto desde México, en Martín Butragueño (en preparación b).

[36] Cf. Labov (2001, 2010), a propósito de los procesos de difusión entre ciudades.

[37] La cuestión de la asibilación de las róticas o, con mayor exactitud, de su realización fricativa alveolo-palatal, entre otras variantes intermedias, se estudia en Lastra y Martín Butragueño (2006).

[38] Típicamente, una rótica alveolo-palatal fricativa.

[39] Para la cuestión de los valores de ascenso social, la distribución comunitaria de la variación, la formalización del proceso de retracción de la asibilación y el papel de los líderes de su expansión y su retracción, cf. Martín Butragueño (2014, cap. 5) y la bibliografía adicional allí citada.

[40] Es decir, al insertar el efecto de la cortesía sobre los diferentes actos de habla directivos (Orozco 2008, 2010, Martín Butragueño en preparación a, cap. 2).

[41] Son muchos los trabajos sobre entonación que se han venido emprendiendo en los últimos años en el Laboratorio de Estudios Fónicos. Por citar tres ejemplos, Aguilar (2012) estudia diferentes aspectos de habla infantil; Olivar (2014) analiza la relación entre ironía y prosodia; Murrieta (2016) realiza un experimento sobre percepción de los umbrales tonales.

[42] Algunos ejemplos aparecen transcritos con las normas del CSCM (cf. Martín Butragueño y Lastra 2011), mientras que otros se escriben con las convenciones ortográficas ordinarias.

[43] Se trata de tres breves fragmentos de otras tantas entrevistas del COEM, procedentes de Veracruz (VE-007-C00-1AM-15), Tuxtla Gutiérrez (TU-018-C00-1AM-13) y La Paz (LP-012-C10-1MM-14), grabadas entre 2013 y 2015.

[44] Para un panorama, cf. de-la-Mota, Martín Butragueño y Prieto (2010).

[45] Para varias de estas cuestiones, véase Martín Butragueño y Mendoza (en prensa) para más detalles. La aparición de picos prenucleares muy tempranos se ha documentado en diferentes situaciones de contacto (O'Rourke 2004, 2005, 2012, Michnowicz y Barnes 2013, Martín Butragueño, Mendoza y Orozco 2015).

[46] Cabe recordar aquí los grandes proyectos de geoentonación, como AMPER, ATLES (Prieto y Roseano 2009-2013) o IARI (Prieto, Borràs-Comes y Roseano 2010-2014). Hualde y Prieto (2015) ofrecen un panorama del español; para las lenguas románicas debe verse en general Frota y Prieto (2015).

[47] Así como el COEM busca una fotografía instantánea de algunas de las ciudades más prominentes del país, otros proyectos coetáneos han buscado filmar la vida lingüística íntima de una ciudad entera, como ha sido o es el caso en Monterrey, Culiacán, Mérida, Querétaro, Puebla y Guadalajara, entre otras.

Para los proyectos vinculados a Preseea, cf. Cestero (2012), así como la página [24 de agosto de 2016]. Existen diferentes equipos de investigación en las ciudades mencionadas. Para Monterrey, deben verse los trabajos liderados por Lidia Rodríguez Alfano, tanto para El habla de Monterrey como para Preseea; en Culiacán, debe considerarse a Maritza López y a Everardo Mendoza; en Mérida, de manera independiente entre sí, a Leonor Rosado y a Jim Michnowicz, siendo Rosado quien está ligada a Preseea; en Puebla, a Niktelol Palacios; en Guadalajara, a Patricia Córdova y Daniel Barragán, entre otros proyectos e investigadores; véase para mayor información.

[48] Una parte del CSCM, 108 entrevistas, son la colaboración aportada a Preseea. Para más detalles, véase Martín Butragueño y Lastra (2011, 2012 y 2015).

[49] Se decidió considerar entidades que estuvieran incluidas en la zona metropolitana al menos desde 1970. Hubo dos razones de peso, una práctica y otra sociolingüística. La razón práctica es la enormidad del área y de la masa demografía para un pequeño equipo de trabajo, lo que aconsejaba reducir los materiales en lo posible. El argumento sociolingüístico era que hubiera pasado al menos el espacio de una generación (el proyecto se estaba organizando a mediados de los años 90) con respecto a la inclusión de un municipio en la zona metropolitana, considerando que para que pudiera hablarse de una ciudad, aunque fuera en sentido amplio, era necesario tener cierta seguridad de que la conurbación implicara una difusión de los modos de vida urbanos y una imbricación con la estructuración lingüística de la ciudad (cf. la "Introducción" de Martín Butragueño y Lastra 2011, disponible también en ).

[50] En las respectivas introducciones de Martín Butragueño y Lastra (2011, 2012 y 2015) se describe en detalle la metodología de los muestreos, la estructura de las entrevistas, los problemas relevantes y algunos de los principales hallazgos encontrados hasta el momento. En el volumen de 2015 se considera la consistencia y la representatividad de la submuestra de 108 entrevistas con respecto a un conjunto bastante amplio de variables sociales.

[51] Ejemplo adaptado del CSCM (Martín Butragueño y Lastra 2012, entrevista 66, ME-282-23H-06, turno 342).

[52] Véase en particular el artículo de Silva-Corvalán (1994a) y, para una visión de conjunto sobre Los Ángeles, el libro de (1994b) de la misma investigadora.

[53] La cuestión se analiza en detalle en Lastra y Martín Butragueño (2010).

[54] Las construcciones del tipo lo que es y lo que viene siendo parecen estarse expandiendo rápidamente no sólo por México, sino por grandes regiones del mismo hispánico, pues pueden oírse también ejemplos en Venezuela y en España, seguramente entre muchos otros sitios. Son especialmente comunes en ciertas interacciones de servicios, como en restaurantes o en agencias de viajes, y especialmente en reportes radiofónicos y televisivos, es decir, cuando se describe algo que no se está viendo; desde luego también aparecen en la conversación común. Al menos en la Ciudad de México, lo que viene siendo va en camino de convertirse en un estereotipo con fuerte estigma social. Lastra y Martín Butragueño (2016) estudian el problema en los datos del CSCM.

[55] Véanse para estas cuestiones los libros de Bloommaert (2010, 2013), y en general los trabajos sobre grandes ciudades y sobre sociolingüística de la globalización. No debería confundirse policentrismo 'el conflicto entre los diversos universos de significación social que se ponen en contacto por la confluencia de personas de diferentes orígenes en un mismo lugar, típicamente en un entorno urbano', con el pluricentrismo 'la existencia de varios centros de difusión de usos lingüísticos en el caso de lenguas muy extendidas, como ocurre con el español'. Aunque los conceptos proceden de diferentes tradiciones (la sociolingüística de la globalización y la visión de los diasistemas y la arquitectura lingüística, en parte de origen coseriuano, como se ha mencionado en una nota previa), algunos escritos los toman como sinónimos, aunque realmente conviene distinguir con mucho cuidado lo que se dice con uno y con otro; véase la discusión en Martín Butragueño (en preparación b) a propósito del español visto desde México, y un análisis de la superdiversidad (lo acotado de ella, en realidad) y el policentrismo en la Ciudad de México en Martín Butragueño (2016).

[56] Para una discusión detallada en relación a la Ciudad de México, véase también Martín Butragueño (2016), sobre la construcción lingüística de la megalópolis central, tomándola de modo concéntrico como el espacio de la capital, como núcleo de la zona metropolitana y del área megalopolitana, como nódulo clave para todo el resto del país, y como enclave importante en la llamada América Latina, en el mundo hispánico y en el mundo en general. La ciudad se ve también como un lugar contradictorio entre las tendencias lingüísticas globales y las locales.

[57] Para zonas como el Ajusco contamos con documentación en diferentes momentos del siglo xx: piénsese por ejemplo en el trabajo publicado por Manuel Alvar hace 50 años (1966-1967).

[58] El municipio de Ecatepec se estudia en Martín Butragueño (en prensa a); se trata de una primera aproximación para comprender el sentido sociolingüístico de la zona, relacionando el comportamiento de algunas variables lingüísticas con el posible desarrollo de una identidad local. Sería muy necesario ir aumentando el número de estudios locales de diferentes comunidades en el entorno de la zona metropolitana, así como de grupos y de realidades específicas.

[59] Una vez más se está pensando en Labov (2013). Es muy recomendable también la lectura de Ochs y Capps (2001).

[60] Se ha cambiado el nombre de pila de la colaboradora para preservar mejor el anonimato; lo mismo se hace en algunos casos posteriores.

[61] Pero llegada inicialmente desde Hidalgo a los 8 años.

[62] Entrevista 108, ME-313-13M-07, turno 23, en Martín Butragueño y Lastra (2015).

[63] La convergencia de las hablas centrales es uno de los puntos medulares en el modelo desarrollado en relación al español visto desde México (Martín Butragueño en preparación b). Para entender la vida lingüística de la capital es necesario considerar su protagonismo en la megalópolis y en las redes urbanas de todo el país, aunque la presencia de muy diversos grupos citadinos, y de los discursos que producen esos grupos, exhiba una gran variedad de significados sociales, acarreados y expuestos de formas consistentemente diferentes. El punto se discute en mayor detalle en Martín Butragueño (2016). La Ciudad de México es clave desde el punto de vista pluricéntrico (supra) para entender la constitución del español moderno. Por otro lado, aunque es un ámbito muy vivo para el cambio y la variación, no llega a ser un nodo de superdiversidad, considerando que la cantidad de extranjeros no hispanohablantes es moderada, y que los inmigrantes de lenguas originarias tienden a invisibilizarse, como ha estudiado Martínez Casas (2014).

[64] Para los datos de la Ciudad de México, véase Lastra y Martín Butragueño (2015); para Mérida, Michnowicz (2015), para Xalapa, Orozco (2016), y para Nueva York, Otheguy y Zentella (2012).

[65] Una amplia discusión de los problemas vinculados a la difusión léxica, así como de sus alcances en referencia al cambio lingüístico, puede encontrarse en Labov (1994). Para el caso específico de la expresión del sujeto pronominal en español, cf. Erker y Guy (2012).

La publicación de este sitio electrónico es posible gracias al apoyo de:

Donceles #66,
Centro Histórico,
alcaldía Cuauhtémoc,
Ciudad de México,
06010.

(+52)55 5208 2526
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. 

® 2024 Academia Mexicana de la Lengua