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riesgo y fortuna de la interpretación simbólica
Pobre barquilla mía
entre peñascos rota,
sin velas desvelada
y entre las olas sola;
¿a dónde vas perdida?
¿adónde, di, te engolfas?
que no hay deseos cuerdos
con esperanzas locas,
y a lo largo del cual se va desarrollando una sostenida correspondencia en­
tre los términos del sentido figurado (la “barquilla” azotada y deshecha por
las tempestades) y los del sentido recto: los tribulaciones del amante que se
manifiestan por medio del recurso a la prosopopeya de esa “barquilla mía”
(entidad desdoblada del
yo
del hablante), a quien este mismo amonesta con
diversas consideraciones en clave moral: las “esperanzas locas” de alcanzar,
ya no digamos una navegación feliz, sino la constancia del amor de su
dama; todo lo cual hace inteligible la correlación propuesta entre dos géne­
ros de “peligro”: los del mar proceloso y los de las mujeres inconstantes.
Los tratadistas de antaño distinguieron dos tipos extremos de alegoría:
la llamada “perfecta” (
tota allegoria
), en la cual los componentes léxicos
favorecen la actualización simultánea de los modos denotativo y conno­
tativo de la significación, incrementan con ello su densidad semántica y
aumentando, consecuentemente, la dificultad de los destinatarios para el
reconocimiento oportuno de los respectivos planos de significación recta
y figurada.
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A los textos en los cuales la relación del sentido figurado con
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Los enunciados en que prevalece el sentido recto se corresponden –
grosso modo
– con aquel tipo
de procesos lingüísticos en los cuales se verifica una relación de solidaridad e interdependencia entre
los planos de la expresión y del contenido (a los que damos el nombre de “semióticas denotativas”);
por su parte, el sentido figurado o traslaticio se manifiesta en aquellos procesos en cuyo contenido
se actualizan y combinan simultáneamente miembros pertenecientes a dos o más paradigmáticas
diversas (esto es, las “semióticas connotativas”). La
tota allegoria
se verifica precisamente en los pro­
cesos que –siguiendo a Louis Hjelmslev– podemos llamar “semiologías”, es decir, aquellos cuya
expresión es una semiótica connotativa y en cuyo contenido se actualizan elementos pertenecientes
a diversos sistemas simbólicos de una determinada comunidad cultural (cf. José Pascual Buxó,
Las
figuraciones del sentido. Ensayos de poética semiológica,
México, fce, 2a. ed., 1997).