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riesgo y fortuna de la interpretación simbólica
ingeniosa semejanza instaurada entre miembros pertenecientes a campos
semánticos diversos, es decir, proponiendo una relación de conformidad o
“simpatía” entre los “extremos cognoscibles” de un determinado sujeto. Di­
gamos, por volver al tópico de Lope procedente de Ovidio, que estando la
/
nave
/ fatalmente sujeta a las tempestades, cabe utilizar ese mismo lexema
como signo translaticio del /
estado
/, institución política también sometida
a las inevitables alteraciones de la vida pública:
¡Oh, nave! Nuevas olas
volverante a llevar arrebatada
a la alta mar. ¡Oh!, mira lo que haces,
al puerto con denuedo te retira.
(Ovidio,
Odas,
I, 14)
De esta suerte, la “nave” y su natural espacio inestable, que la conmina a
buscar reparo en un puerto cercano, pasa a convertirse en un tópico apto
para la representación –a un tiempo imaginativa y conceptual– de otras
muchas entidades que, como los /
amantes
/, los /
estados
/ o la propia /
alma
/,
se hallan igualmente sometidos a los azares de la pasión o la fortuna; son,
pues, los semas
16
contextuales de /inestabilidad/, /imprevisión/, /temeri­
dad/, /infortunio/ u otros semejantes los que favorecen la fusión de ciertos
componentes de los campos semánticos puestos en relación analógica.
17
Aristóteles dio el nombre de “analogía” al tipo de relaciones proporcio­
nales establecidas entre los términos de dos pares ordenados, de confor­
midad con las cuales “el segundo término es al primero como el cuarto al
16
La voz
sema
designa la unidad mínima de la significación. Distinguimos entre
semas contextua-
les
que el
semema
–o conjunto de semas que pueden ser reconocidos dentro de cada signo– posee en
común con los demás elementos del enunciado, y
semas nucleares,
a los que caracterizan al semema
en su especificidad (cf. A. J. Greimas y J. Courtés,
Semiótica
.
Diccionario razonado de la teoría del
lenguaje
, versión Enrique Ballón y Hermes Campodónico, Madrid, Gredos, 1979).
17
A propósito de la enfermedad padecida por la joven Juana Inés durante su breve estancia en el
convento de las carmelitas descalzas, Juan Antonio de Oviedo, en su
Vida ejemplar del padre Antonio
Núñez de Miranda
(México, 1702), echó mano también del tópico de la
nave
y el
puerto:
“fue tanta
la falta y quiebra de salud, que juntándose el parecer de los médicos […] le fue preciso salir a buscar
puerto
en donde […] se viese libre de las muchas
olas
que la amenazaban”.