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josé pascual buxó
nefastos, la noche, descrita en su aspecto natural y en sus implicaciones
simbólicas, así como la expresiva descripción de aquellas transmutadas en­
tidades mitológicas por cuyo medio también se evocan designios igual­
mente sacrílegos y perversos, abren paso a un segundo nivel del sentido: el
de su condenación moral. Y así lo entendía Álvarez de Lugo, satisfecho de
su erudición y perspicacia, en el comentario de los pasajes aludidos: “No
ignorarán los que han hecho menos culpable el gasto de las horas (que in­
faman otros con juegos)
aprovechando en ellas
moralidades
que esconden las
fábulas en sus cuentos…
”.
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Si quisiéramos reducir a una fórmula abstracta
el mecanismo que hemos intentado describir, podría ser la siguiente:
Plano natural
Plano metafórico
Noche +aves nocturnas =
b
) “sombra funesta +
c
) “asombrada turba”.
Plano alegórico
[=
b
) +
c
)] =
d
) emblemas del mal,
donde
d
remite a una oposición simbólica culturalmente establecida: luz =
bondad, inteligencia, facundia
vs.
sombra = maldad, torpeza, mudez.
La crítica hodierna no siempre procede de esta cautelosa manera o –por
mejor decir– no siempre acude a la verificación de las fuentes o modelos
retóricos e ideológicos vigentes en el tiempo de sor Juana con el propósi­
to de fundar en ellos la plausibilidad de sus lecturas. Por utilizar recursos
propios de la poesía, la crítica literaria es, con frecuencia, una actividad pro­
ductora de textos ambiguos, por más que la pluralidad semántica de sus
enunciados no sea siempre el resultado de una lúcida exploración de la
propia capacidad indagadora, sino consecuencia de convertir la exégesis o
ilustración de un determinado texto poético en un proceso verbal miméti­
co y, quizás, autocomplaciente. Y así como en la poesía hay autores y textos
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No desconocería Álvarez de Lugo que, en su
Convivio,
Dante postula que la diversidad de
sentidos de una misma “escritura” no afecta su unidad discursiva, ya que el sentido “literal” siempre
se da en primer término, como “aquel en cuyas sentencias están las otras recluidas y sin el cual sería
imposible e irracional comprender los otros sentidos, y más el alegórico”. Éste consiste en “una
verdad escondida bajo una bella mentira”, vale decir, bajo la ficción (mitológica o bíblica) de que se
trate. Dante distingue el sentido moral del alegórico, aunque sea aquél una particular manifestación
de éste (traduzco de Dante Alighieri,
Convivio
, Milán, Rizzoli Editore, 1952).