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ISIDRO FABELA, LA CULTURA DE LA JUSTICIA*
Fernando Serrano Migallón
Hombre y generación, un diálogo de valores
El deslinde de la personalidad es uno de los retos más difíciles, no sólo por
cuanto, al hacer de lado las simpatías y las diferencias, el autor y el lector se
enfrentan a un reto en el que la imparcialidad y la objetividad merecen un
lugar tan importante como la comprensión y aun la compasión. Hablar de
otro ser humano entraña siempre el reto de hablar de uno mismo; hablar
de un pensador encierra siempre el reto de hablar de sus lectores y, a fin de
cuentas, de lo humano.
Isidro Fabela es uno de los abogados cuyo paso por la Academia Mexi
cana de la Lengua ha sido una arista más en su compleja personalidad; de
él se han dicho, y se dirán en el futuro, muchas cosas en torno a su tarea
diplomática, a su trabajo como político y gobernante y, acaso menos, sobre
su obra literaria; sin embargo, valdría la pena acercarse, en la medida de lo
posible, a la imagen de cuerpo entero de uno de los hombres que contri
buyeron de manera más decisiva a la reconstrucción del México abatido
por la Revolución y la guerra civil. Esa forma de ser del político culto o del
intelectual político, o de aquellos abogados con una acendrada cultura de
la justicia, nos sorprende por ser ahora tan extraña.
Fabela, como cualquiera, es producto de su momento y de su genera
ción; su personalidad no se puede entender sin el hecho de verse marcado
por momentos sumamente dramáticos para nuestro país: la revolución, la
guerra civil y la invasión estadounidense, y para el mundo: la irrupción de los
fascismos y su desaforado periplo de invasiones, y la reconstrucción mun
dial luego de la gran conflagración formaron en él un hombre a la altura
de los grandes hechos y las grandes ideas; por otra parte, su pertenencia a
* Leído en la sesión ordinaria del 26 de junio de 2008.