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fernando serrano migallón
nustiano Carranza, defendió la soberanía y la independencia nacionales en
todo momento, en particular frente al invasor estadounidense en Veracruz.
Una vez estabilizado el país luego de las jornadas de la guerra, el ilustre
mexiquense cumplió su deber como representante de México ante la So­
ciedad de Naciones defendiendo a otros Estados, países amigos o naciones
distantes sin importancia aparente para la vida mexicana, pero contra los
que se cometían los mismos y aun peores atentados que los que México ha­
bía sufrido apenas hacía poco tiempo. Estos hechos dan a Fabela un lugar
peculiar en la historia de las relaciones exteriores mexicanas. Si Genaro Es­
trada se caracterizó por su fuerte impulso técnico y doctrinal, Isidro Fabela
añade a esta estructura teórica la acción diplomática directa; es decir, su
participación de manera privilegiada en la estructuración y el ejercicio de
la nueva noción de justicia que ensayaba el México revolucionario. Por eso
no puede sorprender que su ingreso a la política y al derecho internaciona­
les haya estado marcado por el compromiso político, “puede decirse, por
tanto, que el Fabela carrancista y el Fabela diplomático nacieron al mismo
tiempo; incluso puede decirse que son dos características sustanciales de su
persona”.
10
Cuando sobrevino la división de las facciones revolucionarias que ha­
bían derrotado al usurpador Huerta y las tensiones entre constitucionalis­
tas y convencionistas se habían convertido en hostilidad abierta, el mundo
presentaba el complicado panorama que precedió a la gran guerra. Ese mo­
mento, crítico para México y el mundo, exigía de la Revolución una aper­
tura al exterior sin precedentes. Desde sus primeros momentos, la Revolu­
ción Mexicana había sido un movimiento esencialmente introspectivo, una
revisión de las hondas raíces de la mexicanidad y una confrontación con sus
dudas y contradicciones. Pero el mundo fuera de las fronteras mexicanas
anunciaba cambios que se avizoraban también profundos. La presencia de
México en el mundo como actor y no sólo como objeto de miradas y am­
biciones mundiales se imponía necesaria y cada día más urgente. Carranza,
consciente de que México y su movimiento necesitaban mirar a Europa,
sabía que era conveniente un hombre que poseyera experiencia diplomáti­
ca; sin embargo, era mucho más importante que manifestara un profundo
10
Ibidem
, p. xii.