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isidro fabela, la cultura de la justicia
cano, sino que transitan por todos los intereses occidentales. La fórmula
que permitió encontrar el camino de lo universal a algunos miembros
de
su generación y la inmediata siguiente consistía en descubrir lo que había
de universal en la cultura nacional y en contraste con aquello que México
podía proporcionar al mundo; en cierta forma, con Fabela y los escritores de
su generación, México vuelve a ocupar un lugar importante, no sólo en el
ámbito internacional, sino, lo que es más importante, en el concierto mun­
dial de la cultura, pues sale de sí mismo y se enfrenta a otros en igualdad de
circunstancias. Era indudable el acendrado nacionalismo de Fabela; pero
este sentimiento, aunque poderoso, no lo ciega para dejar de apreciar lo
que el mundo ofrecía a su país. La estancia en el extranjero durante largos
periodos enriqueció su literatura aportando temas y enfoques nuevos. Su
narrativa, sobre todo, se vería enriquecida con personajes y situaciones ini­
maginables en México; al final del día, Fabela se movía con facilidad entre
personajes, escenarios y situaciones que más bien representaban arquetipos
occidentales y que bien podían situarse en muchos países distintos.
La obra literaria de Fabela no se limita a la narrativa; es tal vez mejor
ensayista que narrador. En el ensayo encuentra un laboratorio para sus
ideas, en las que vuelca la energía creativa que no encontraba en sus tareas
formales. En el ensayo, plantea la estructura de un pensamiento ágil, agudo
y cultivado. Los temas de sus ensayos van desde unos tan íntimos como
la paternidad hasta los más eruditos literarios, como el Quijote. Esto sólo
es posible en la medida en que Fabela acumuló a lo largo de su vida un
equipa­je cultural de considerables dimensiones, pero esa cultura no lo ale­
jaba de la realidad ni lo hacía aparecer como un sabio que ignorara dónde
estaba parado. Antes bien, la cultura se le aparecía como la información
necesaria para satisfacer el placer estético y también para convertir el cono­
cimiento en tareas concretas.
En Fabela es cierto el principio de que la cultura libera, porque destru­
ye prejuicios y convierte en propio lo generado por culturas lejanas en el
espacio y en el tiempo. La erudición en Fabela se entiende como un senti­
miento lúdico de conocer, de saber por abrir los ojos a nuevos horizontes;
de ahí que sus ensayos suelan tocar temas de profundidad social y literaria,
mientras que por otra parte tratan de sentimientos inasibles, como el dolor