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víctor hugo rascón banda
y su padre ministerio público leían un librito y mandaban a los acusados a
la Penitenciaria de Chihuahua o a las Islas Marías. Y si bien les iba les daban
el pueblo por cárcel.
El niño, ya joven, vino a estudiar a la Facultad de Derecho de la Univer
sidad Nacional Autónoma de México, donde cursó la licenciatura, la espe
cialidad, la maestría y el doctorado; pero mientras cursaba la licenciatura,
no podía viajar hasta Chihuahua en vacaciones por el costo del boleto y
decidió formar un grupo de teatro llamado Nolens Volens con algunos
compañeros y adaptar y dirigir los cursos de Teoría del Proceso, del doctor
Fernando Flores García, y siete casos del Derecho Romano traducidos del
latín por el doctor
Floris Margadant,
y así se siguió con otras asignaturas.
Eran teorías jurídicas y casos explicados en comedias musicales, con un
argumento cómico, escritas, dirigidas y actuadas por el propio estudiante
chihuahuense. Las obras tuvieron éxito y fueron de gira por las facultades
del país y el grupo llegó hasta el Ecuador. El rector Guillermo Soberón,
intrigado, envió una comisión de notables a ver una de las obras. En la
comisión iba el dramaturgo y director Héctor Azar, quien amablemente re
probó el experimento y nos invitó a ingresar al Centro de Arte Dramático
que iba a fundar en Coyoacán.
Sólo el estudiante de Chihuahua aceptó y estudió ahí dirección escénica
con el maestro Azar y dramaturgia con el maestro Vicente Leñero, quien
reprobó sus obras jurídicas, pero aprobó su primer texto teatral,
Voces en
el umbral,
que envió a tres concursos de dramaturgia, recibiendo por su
puesto no el primer lugar, pero sí una mención de honor. Qué fácil es
escribir teatro, dijo el nuevo autor, y siguió escribiéndolo en los talleres del
maestro Leñero y del maestro Hugo Argüelles en sus domicilios. El nuevo
dramaturgo, que como adivinarán soy yo, estrenó primero
Los ilegales,
so
bre los migrantes mexicanos, su segunda obra, en el teatro Flores Magón
de Tlatelolco, y dirigida por Marta Luna, con la que la Universidad Autó
noma Metropolitana iniciaba el movimiento llamado Nueva Dramaturgia
Mexicana.
La vida es mágica. Quien estaba al frente de la Dirección de Difusión
Cultural de la uam era un joven poeta y narrador, a quien nunca vi, pero
que se llamaba Carlos Montemayor. ¡Qué paradoja!, fue él quien con don