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adolfo castañón
nunca se sacia el amor,
nunca posee al amado
de modo bastante profundo.
Por beso prolongado y dulce
transforman los labios su aliento
en sustancia cada vez más suya,
más y más afín consigo.
Cálida voluptuosidad
conmueve el alma,
más sediento y más hambriento
se vuelve el corazón
y el goce amoroso se dilata
de eternidad en eternidad.
Esos que pueden contenerse,
si lo hubieran gustado
aunque fuere una vez,
todo lo abandonarían
por venir a sentarse
en la mesa del anhelo
que nunca se agota.
Reconocerían del amor
la plenitud infinita
y alabarían el sustento
de carne y de sangre.
[Novalis,
Himnos a la noche. Cantos espirituales. La cris-
tiandad o Europa
, est., versión y apénd. Alfredo Terzaga,
Ediciones Assandri, Argentina, 1965, p. 97.]
[Tercera versión]
Himno
Pocos conocen
El misterio del amor