Page 237 - tomo34

Basic HTML Version

239
recordando a julio verne
el 18 de octubre de 1825, cobijada por los episodios de la independencia,
lo que permite al autor, con cierto sello de autenticidad, adentrarse en el
marco referencial de la época. La narración habla de un pueblo belicoso
que está situado frente a las costas de una de las islas del archipiélago de
las Marianas, donde dos barcos españoles han anclado. Las tripulaciones,
hambrientas, se sublevan, matan al capitán Otteva, se apoderan de ambos
barcos y tratan de vendérselos a México al llegar a las costas de California.
Verne imagina y describe diversidad de datos sobre fenómenos físicos, al­
titudes y latitudes, ámbitos geográficos… Un cuarto de siglo después el
relato se transformaría en una novela de texto expurgado y ampliado.
Pero el arribo a la fama todavía ha de recorrer caminos imprevisibles.
Bajo el acicate de sus padres para que se case y forme familia, Julio Verne,
aconsejado por un amigo experto en el negocio, se hace agente de bolsa;
recibe dinero de don Pierre; compra y vende acciones, propone a la familia
inversiones que le parecen ventajosas. El nuevo medio le inspira una gra­
ciosa comedia que titula
Los afortunados de hoy en día
. Coincide, además,
que el amigo y asesor Ferdinand Devianne tiene una hermana que acaba de
enviudar, con dos hijas. Se llama Honorina y con ella se casa Julio Verne,
en 1857, romántico y enamorado. Los padres de Verne cumplen con el
ritual de asignar a su hijo una dote generosa y los de ella, igualmente. El
matrimonio vivirá, por el momento, en París, en un piso acogedor y bien
amueblado. Sin dejar de ser agente de bolsa, Julio Verne sigue escribiendo,
incansable. Frecuenta la Biblioteca Nacional y la Sorbona. Los Dumas si­
guen tutelándolo con sus magníficas relaciones, entre las que figuran algu­
nos científicos y estudiosos del futuro.
Los biógrafos de Julio Verne anotan que en las narraciones que este escri­
be para la revista
Museé des familles
asoma claramente, al margen de las
ob­sesiones teatrales, su talento imaginativo. Unos señalan que después del
tema mexicano publicaría
Una invernada entre los hielos
, otros se inclinan
por el título de
Viaje en globo.
Ambos son elocuentemente testimoniales.
Sobre todo el último, porque está vinculado al viaje más importante de su
futuro, el de ese visionario que anticipa las realidades. Un año, 1862, será
clave. Un nombre, Pierre-Jules Hetzel, será decisivo. Julio Verne había con­
vertido aquel relato en una novela más precisa y más ambiciosa, titulada