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taba, como lo prueban elocuentemente los hechos, lo más selecto del país.
¿Cómo logró juntarse aquel haz de cabezas pensantes? No, desde luego,
por los factores reales, aunque ciertamente influyeron, ni sólo por la acción
de las logias. La geografía jugó sin duda un importantísimo papel, igual
que las ideas ilustradas que configuraban desde Europa el proyecto de la
modernidad. Lo que más contó, tal vez, fue la historia inmediata anterior
y, con ella, el espíritu del tiempo: algo que pesaba más por calidad que por
cantidad. Una frase de fray Servando Teresa de Mier lo refleja fielmente:
“No es un inconveniente que el voto de pocos hombres sesudos prevalezca
al de la multitud”.
4
Una élite intelectual y política sentía, en efecto, que su
proyecto era el más válido para toda la nación.
El gran debate
El error de federalistas y de centralistas fue, por igual, desde Ramos Arizpe
hasta fray Servando, que presionados por la impaciencia y la modernidad
hicieron a un lado todo el pasado colonial, el “ser histórico” de México,
como lo llamaba Edmundo O’Gorman,
5
para volcarse en una calca política
que, suponían, habría de instaurar la prosperidad.
O’Gorman sostiene que había algo más profundo que un “simple chan­
taje” en el clamor separatista de las provincias. La esperanza de un gran
destino que había unido a muchos en el Plan de Iguala y que había atraído
incluso a Centroamérica para buscar cobijo bajo el mando del Imperio se
volvía ahora fuerza de dispersión.
En efecto: la disputa parlamentaria entre federalistas y centralistas no
servía sino para patentizar con elocuencia la falta de un programa de vida
suficientemente atractivo para consolidar la unión nacional que estaba a
punto de desaparecer.
6
4
Enrique González Pedrero,
País de un sólo hombre: el México de Santa Anna
, vol. I:
La ronda de
los contrarios
, fce, México, 1993, p. 289.
5
Edmundo O’Gorman, “Prólogo” a fray Servando Teresa de Mier Noriega y Guerra,
Ideario
político
, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1978, p. xxix. Enrique González Pedrero,
País de un sólo
hombre
, p. 294.
6
Venustiano Carranza propuso la reforma al artículo 27 constitucional, que permitió a las socie­
dades civiles, los municipios y las sociedades de beneficencia adquirir y administrar bienes raíces; ahí
leopoldo solís manjarrez