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Para los revolucionarios (de 1910 en adelante), los Científicos eran una
élite intelectual que ocupó puestos importantes en el Gobierno de Porfirio
Díaz y que defendía sus propios intereses, ligados a los del capitalismo ex
tranjero. Según Cosío Villegas, era un grupo poco coherente y no mayor de
50 personas, como ya se comentó.
En este grupo se integraban líderes que firmaron el Manifiesto de la
Unión Liberal –5 de abril de 1892–, y los que hicieron otro tanto como
delegados a la Convención Nacional Liberal (70 personas). También se en
contraban quienes firmaron la propuesta de Justo Sierra de reforma cons
titucional y los que defendieron la relacionada con una movilidad judicial
en la Cámara y en la prensa.
Finalmente, fue en la Segunda Convención de la Unión Nacional Libe
ral donde se propuso la nominación de Porfirio Díaz a la reelección.
La Constitución de 1857 fue resultado del debate en el Constituyente.
Sobre el particular, conviene tener en cuenta que fue una respuesta a la
experiencia histórica y un proyecto a futuro para evitar el despotismo de
Santa Anna e instaurar un orden liberal genuino que evitara que la auto
ridad vigente fuera la que impusiera la libertad. Así fue como se impulsó
que las garantías individuales, el federalismo, la representación política y
el equilibrio de poderes fueran elementos estrechamente vinculados, dado
que las leyes y el mandato constitucional eran un conjunto interrelaciona
do y consistente.
La Constitución de 1857 fue una respuesta al pasado y buscó evitar el
despotismo autoritario –como el de López de Santa Anna–, aunada a un
orden liberal imperante, genuino y con garantías individuales, federalismo,
representación política y equilibrio entre poderes.
13
Entonces, el Poder Judicial podría vigilar la constitucionalidad imperante
y guardar respeto a las garantías individuales, mientras que la soberanía de
los estados se convertiría en un freno eficaz al despotismo presidencial y un
escudo jurisdiccional contra el poder presidencial.
14
Así, los diputados resul
taron representantes de los ciudadanos de la nación y no de los estados.
13
María Luna Argudín,
El Congreso y la política mexicana, 1857-1911
, p. 122.
14
Ibidem
, p. 125.
leopoldo solís manjarrez