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El dictamen de la naturaleza de la reelección se definió en la Cámara. El
dictamen de la comisión respectiva fue adoptado por 172 votos a favor y 10
en contra –estos últimos se inclinaban por una reelección indefinida–.
Pero ahí se asentó que el pueblo no estaba preparado para la democracia.
Téngase en cuenta que la reforma fue el resultado de grupos de fuerzas po­
líticas que aceptaron la reelección de manera transitoria.
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El gobierno de Díaz
El nombramiento de los gobernadores estatales era de suma importancia, ya
que funcionaban como intermediarios entre el poder nacional y el regional,
asunto al cual Díaz dedicaba mucha atención. La reelección con frecuencia
se inclinaba a favor de gente con prestigio en la región correspondiente.
La guardia nacional fue sin duda un elemento de apoyo para Díaz –so­
bre todo al principio de su gobierno–. Sin embargo, sus elementos paulati­
namente se fueron trasladando al ejército profesional; fue un proceso lento
y difícil –los trasladados perdían la exención de impuestos–. En forma con­
comitante evolucionó un proceso de profesionalización del ejército regular
a partir de la década de 1880.
El Colegio Militar empezó a funcionar en 1869. Hubo un decremento
en el número de oficiales. Primero se presentó un proceso de disminución
de los gobernadores militares, quienes posteriormente fueron sustituidos
por civiles. Así, Porfirio Díaz socavó los pronunciamientos militares al
tiempo que disminuyó la intervención militar en la política.
La Constitución de 1857 incorporó las Leyes de Reforma, que abolieron
la influencia de la Iglesia en la educación y eliminaron la elección de los
sacerdotes en el Congreso.
Después de 1884 se sucedieron dos décadas de paz política sin preceden­
tes y un auge económico concomitante.
Recordemos que la Cámara de Diputados representaba a los ciudadanos,
mientras que la de Senadores, el interés de las regiones. Cabe subrayar que
era de la mayoría de las iniciativas de donde emanaba lo que obligaba al
18
Ibidem
, p. 279.
leopoldo solís manjarrez