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víctor hugo rascón banda
llamada piratería teatral, donde los maestros e inspectores son sobornados
por los piratas teatrales, que montan y desmontan una obra en 24 horas con
una calidad que vacuna para siempre a los niños contra el teatro.
El teatro desnuda al poder. Por eso ha sido perseguido a lo largo de los
siglos. Recientemente, en los años setenta, en Latinoamérica, fuimos tes­
tigos de la persecución de la gente de teatro por parte de las dictaduras en
los países de Sudamérica.
La institución El Galpón, de Uruguay, fue una de las primeras víctimas.
Parte de sus miembros se refugiaron en la embajada mexicana y sólo así
pudieron salvar sus vidas y llegar a México, donde realizaron una extraordi­
naria labor y nos abrieron los ojos hacía el teatro social y político que busca
algo más que el simple divertimento.
Quince años después regresaron a su país, cuando la democracia vol­
vió, y algunos de ellos se quedaron en México bajo el nombre de Contigo
América.
En los mismos años, la dictadura argentina de Videla prohibió un teatro
que denunciara al poder. Los dramaturgos argentinos, utilizando su inge­
nio y su creatividad, crearon obras que pasaban la censura, porque los cen­
sores militares leían textos que sucedían en el siglo xix, sin darse cuenta de
que los hechos narrados y las ideas en debate correspondían al presente.
La obra
El campo,
de la argentina Griselda Gambaro, se refiere a un cam­
po nazi de concentración y pasó la censura sin que los militares se percata­
ran de que estaba hablando de los campos de concentración de Argentina.
El joven director argentino Carlos Jiménez, perseguido en su país, llegó
a México invitado por la Universidad Nacional Autónoma de México y
sacudió la escena mexicana con obras políticas como
Fantoche,
de Peter
Weiss. Una madrugada se le aplicó el Artículo 33 y fue expulsado del país
en ropa interior por los agentes de migración. Difícilmente se logró que no
lo trasladaran a Argentina, donde lo esperaba la muerte, y fue asilado en
Venezuela, donde creó con su grupo Raja Tabla el movimiento teatral más
importante que se haya creado en este continente por su calidad artísti­ca y
su repercusión social.
Hay que recordar que el poeta granadino Federico García Lorca murió
no sólo siendo poeta, sino también dramaturgo, perseguido por las fuerzas