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Quien ve teatro es un hombre más crítico, más sensible, más democráti­
co. Un país que no tiene teatro, dijo Rodolfo Usigli, es un país sin memoria.
El teatro mantiene viva la palabra.
En el teatro, la palabra funciona como un vínculo entre actor y especta­
dor. El teatro es un hecho colectivo, por lo tanto debe vencer barreras.
Entre el lector y un poema escrito no hay más barrera que el precio del
libro y el tamaño de las letras. Entre el texto dramático y el espectador, por
ser el teatro un hecho colectivo, existen muchos obstáculos: la interpre­
tación del productor, la interpretación del director, la interpretación del
actor, la interpretación del escenógrafo, la calidad del espacio escénico.
A veces, lo que escribió el autor no es lo que el espectador ve en el esce­
nario.
Según el maestro Azar, espectáculo más literatura es igual a teatro. Sin
embargo, siempre se ha negado que teatro sea también literatura. ¿Qué
son, entonces, las obras de Shakespeare, Chejov, Calderón de la Barca?
Leer sus obras dramáticas produce el mismo placer que leer una poesía o
una novela.
En el Fonca, algunos miembros de los jurados han tenido que debatir
con otros para que el teatro sea considerado también como literatura y no
sólo como espectáculo.
Para concluir, citaré unos párrafos del mensaje del Día Mundial del Tea­
tro que escribí por encargo de la unesco en 2005, que se leyó en todos los
países afiliados a esta organización y que titulé
Un rayo de esperanza.
Todos los días deben ser días mundiales del teatro, porque en estos 20 siglos
siempre ha estado encendida la llama del teatro en algún rincón de la tierra.
Al teatro, siempre se le ha decretado la muerte, sobre todo con el surgimien­
to del cine, la televisión, y ahora los medios digitales. La tecnología invadió
los escenarios y aplastó la dimensión humana, se intentó un teatro plástico,
cercano a la pintura en movimiento, que desplazó a la palabra. Hubo obras sin
palabras o sin luz, o sin actores, sólo maniquíes y muñecos en una instalación
con múltiples juegos de luces. La tecnología intentó convertir al teatro en fuego
de artificio o en espectáculo de feria.
Hoy asistimos a la vuelta del actor frente al espectador. Hoy presenciamos el
retorno de la palabra sobre el escenario. El teatro refleja la angustia existencial
un acto de fe