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concepción company
la lengua hubiera llegado a su fin en ese periodo. Más bien hay que enten­
der tal estandarización de manera un tanto paradójica; por un lado, como
una sistematización o estabilidad, que indudablemente se logra en el siglo
xvi, al mismo tiempo que como una transformación imperceptible, porque
ambos aspectos, transformación constante y estabilidad, son la esencia de
cualquier sistema lingüístico.
En quinto y último lugar, hay que enfatizar ciertos hechos que indican
que en la Nueva España no se difundieron gramáticas del español sino
hasta bien entrado el siglo xviii y durante el siglo xix. Estos hechos hacen
cuestionar el efecto normativizador o regulador que deberían haber tenido
las prácticamente inexistentes gramáticas del español en la Nueva España.
Por ejemplo, es bien sabido que la
Gramática de la lengua castellana
de
Nebrija no tuvo difusión alguna en América, ni tampoco en España, y sólo
hasta muy avanzado el siglo xviii se hizo una segunda edición. Nebrija,
al elaborar su
Gramática de la lengua castellana,
tenía como idea princi­pal
hacer del castellano “un arte”, “reduzir en artificio”, como él mismo nos
dice.
Arte
quiere decir aquí, en el sentido medieval y clásico, algo fijado
por reglas, algo que se puede enseñar y aprender y que queda al margen
de la acción corrosiva del tiempo; es decir, Nebrija buscó fijar el castellano
estándar de la época, pero lo significativo es que esa gramática no parece
haber hecho mella alguna en el proceso de fijación de la lengua de su época.
No obstante, la
Gramática castellana
de Nebrija debió de ejercer una cierta
influencia indirecta en dos gramáticas del español de los Siglos de Oro: la
Gramática castellana
de Cristóbal de Villalón, en 1558, y el
Arte de la len-
gua española castellana
de Gonzalo Correas en 1625, pero tampoco esas dos
gramáticas tuvieron gran difusión en la Nueva España. Sabemos también
que fueron las
Institutiones
latinae
y el
Vocabulario latino-español
de Nebrija
las herramientas básicas sobre las que se fundamentó la elaboración del
caudal de nuevas gramáticas de lenguas indígenas producido en el siglo
xvi y parte del xvii en nuestro país, a una de las cuales, la gramática de la
lengua purépecha de Gilberti, celebramos en este acto solemne. Es bien
conocido también el hecho de que no es sino hasta el siglo xix cuando se
produce la primera
Gramática
destinada exclusivamente al uso de los ame­
ricanos; su autor, como sabemos, es Andrés Bello.