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lla parece seguir esta segunda vía, avalada por los más célebres traducto­res
de la historia: Cicerón, san Jerónimo, Luis Vives y, en el mismo siglo xvi,
los agustinos Martín Lutero y fray Luis de León. Entre los franciscanos
que lle­varon a cabo la evangelización en estas tierras michoacanas, en la
misma época en que Gilberti desarrollaba sus actividades misioneras, quie­
ro recordar esta tarde a fray Jerónimo de Alcalá el compilador, redactor y
traduc­tor de la
Relación de Michoacán
,
3
quien formula explícitamente la
teoría de la tra­ducción a que se atiene cuando confiesa al virrey que él sólo
actúa “como intérprete de ellos (los michoacanos)”, “como fiel intérprete”
que –dice– “yo sirvo de intérprete de estos viejos y haga cuenta que ellos lo
cuentan a Vuestra Señoría y a los lectores”, y que todo ello aparece en el
hecho de que “las sentencias van sacadas al propio de estilo de hablar” de
los purépe­­cha; todo ello presenta la percepción de un individuo formado
en una tradi­ción gra­matical, una teoría literaria, una retórica y una teoría
de la traducción como las europeas del siglo xvi, y traza las líneas sobre las
autorías y las deudas de su obra. La expresión “fiel intérprete”, por ejemplo,
que utiliza Alcalá es una resonancia del
Arte poética
de Horacio cuando
dice:
Nec verbum verbo curabis reddere fidus interpres.
Así pues, el
fidus inter-
pres
no traduce palabra por palabra, y Gilberti no lo hace, porque no puede
hacerlo entre dos lenguas tan distantes. Por eso se mete en líos.
Pero es una gramática, cuyos años estamos festejando, la que nos ha reu­
nido aquí. De la trayectoria de Gilberti como gramático han disertado am­
pliamente mis compañeros Ben Warren, Rosa Lucas González y Cristina
Monzón: los tres han participado ampliamente, con otros investigadores
del Centro de Estudios de las Tradiciones del Colegio de Michoacán, en
el Proyecto Gilberti. Ben ha sido un inteligente y afortunado estudioso y
difusor tanto de las obras lingüísticas de Gilberti (por él conocemos los más
importantes datos sobre la ilustre vida del lingüista francés) como de fray
Jerónimo de Alcalá, el autor de esa epopeya michoacana que es
La relación
de Michoacán.
Rosa, al estudiar la Gramatica latina de Gilberti, ha hur­
gado en las tradiciones europeas que han confluido en la obra gramatical
herón pérez martínez
3
La
Relación de Michoacán
fue redactada entre 1539 y 1541 por el también franciscano fray
Jerónimo de Alcalá. Gilberti llegaría a México en 1542. No volvemos a tener noticia de aquél hasta
1553 cuando publica una
Docrtrina cristiana.