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muchas semanas hasta el día en que el rutinario baúl semanal, más pesado
que de costumbre, llevaba dentro al propio Grocio, quien con esta estrata
gema logró salir de la cárcel.
De la tertulia a la Academia
Don Antonio Gómez Robledo fue uno de los más brillantes conferencistas
que he oído en mi vida, y fue el inteligente y ameno conversador de aquellas
tertulias dominicales meridianas a las que el patriarca don Octaviano Valdés
convidaba a toda clase de intelectuales, y esto todos los domingos, ¡a lo largo
de 60 años!, en su casa-estudio de San Miguel Chapultepec.
Don Antonio era denominado “el sabio de la tertulia”. No sin razón se le
entregó en 1976 el Premio Nacional de Ciencias y Artes y la medalla Justo
Sierra en 1993, un año antes de morir. Él, viajando desde su casona de San
Ángel hasta Tacubaya, era el primero en presentarse a cada reunión “del
mate” (por el té paraguayo que allí se paladeaba), llegando antes que quien
aquí habla, pese a mi cercanía con la casa de don Octaviano. Un domingo
llega don Antonio muy divertido y cuenta: –José Vasconcelos comentaba
que en Sanborn’s les sirven la comida a los yanquis en el mismo patio en que
los españoles les daban de comer a sus caballos. Pero en otra ocasión llega
don Antonio Gómez Robledo junto con sus dos hermanos jesuitas, los
padres Javier y Nacho. Don Antonio está muy molesto y comenta:
–Acaban de elegir miembro de la Academia de la Lengua a un español
nacionalizado mexicano. Eso no me gusta. Aquí en el “mate” debemos no
sotros proponer a un mexicano por nacimiento y que sea humanista, como
los traductores de Horacio y de Virgilio que fueron Pagaza, Casasús, Fe
derico Escobedo y los dos Méndez Plancarte. Esos sabios humanistas de la
Academia, miembros del círculo del “mate” más de una vez viajaron, junto
con Alfonso Junco, a visitar a don Ángel María Garibay al pie del ábside
del altar de su parroquia de Otumba. Por eso los cité juntos en una de mis
familiares coplas académicas. Allí procuré reunir a ocho ilustres escritores
(y a dos instituciones) en sólo una cuarteta en que digo:
don antonio gómez robledo, sabio jurista y filósofo