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las sabias sentencias medievales de santo Tomás:
Nemo debet rumpere ordi-
nem juris naturalis
(IIa IIae, qu. 10) [Nadie debe violar la justicia natural],
o sea la patria potestad.
Nuestro homenajeado mantiene el dramatismo de la liturgia latina tradi
cional, como en la imposición de la ceniza al iniciarse la cuaresma, cuando
el sacerdote suele decir a cada fiel:
Memento, homo, quia pulvis es et in pul-
verem reverteris
[Recuerda, hombre, que polvo eres y al polvo regresar de
bes]. Añora Gómez Robledo aquellos oficios de difuntos en que la terrible
secuencia remataba con esta estrofa, que suena así en canto gregoriano:
Lacrimosa dies illa
qua resurget ex favilla
judicandus homo reus
.
Huic ergo parce, Deus
.
[Lacrimoso será el día
que huya de ceniza fría
el hombre al que juzguéis vos.
A este perdonad, oh, Dios.]
Ante ellos, evoca “el sentimiento trágico de la vida”, que diría el férreo Una
muno. ¡Ah! ¡Ese enorme Unamuno! Con razón comentaba Alfonso Reyes,
de viaje por España:
–Me gustó Salamanca. Conocí a Unamuno.
Y su hijo de pocos años le pregunta:
–¿Un amuno? ¿Qué son los amunos?
–No, hijo. No existen los amunos. ¡No hay más que Un-amuno!
La teología épica de Dante
¿Y cómo habla Gómez Robledo del infierno? ¡Ah! Él refiere que Dante
oye a su maestro Virgilio describiéndole el infierno con estas palabras
:
Che tu vedrai le genti dolorose / c’hanno perduto il ben dell’intelletto
[Que
tú verás al vulgo dolorido / que el bien del intelecto ya ha perdido].
don antonio gómez robledo, sabio jurista y filósofo