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primera
de la sociedad, igual como la
metafísica
es la ciencia
primera
entre
todas, quiero decir, la ciencia
arquitectónica
, la ciencia de los principios o
de las
primeras causas
:
ta prwta aitia
), a Gómez Robledo le importaban los
problemas esenciales de la
ciudad
: la educación, la ética, la política como
ciencia arquitectónica. Si en Aristóteles la ética estaba subordinada a la po­
lítica, que la engloba, en Gómez Robledo se destaca una idea inversa: para
él la política, entendida en su sentido moderno, como la acción del hombre
que desea transformar la sociedad, debe subordinarse a la ética.
¿Por qué ese cambio radical de enfoque? Porque Gómez Robledo fue
un pensador cristiano, y las tesis cristianas subordinan la política a la ética;
todavía más, subordinan la política a la teología. Por eso, Gómez Robledo
discutió, al examinar las tesis radicales de Francisco de Vitoria sobre las
causas de guerra justa, la (imposible) legalidad de las conquistas españolas
de América. Francisco de Vitoria extrajo esta conclusión, nos dice Gómez
Robledo, a saber: que, por encima de los intereses de su patria, se hallaban
los supremos intereses de la justicia. Los amerindios eran seres racionales;
en esas condiciones, señores legítimos a los que injustamente se les privó de
sus posesiones. Las lecciones salmantinas de Francisco de Vitoria, dice Gó­
mez Robledo, fueron la primera carta de independencia de América. Por
ellas, Vitoria funda el derecho de gentes, o sea, el derecho internacional en
sentido estricto. ¿Cómo pueden justificarse, para un cristiano, la maldad,
la violencia, la crueldad, la guerra, la conquista? Para acabar con la idolatría
y la antropofagia ¿se puede utilizar la fuerza? Temas capitales, que el día de
hoy todavía nos aquejan. La encomienda cristiana ¿concede el derecho
de evangelizar de modo forzado a los amerindios? El conquistador, por este
solo título, ¿tiene derecho de hacer el bien por la fuerza? ¿Por qué? ¿Quién
se lo concedió? Aquellas preguntas, aquellas dudas fundadas que Francisco
de Vitoria levanta hacen temblar la conciencia del hombre más poderoso de su
tiempo, el emperador Carlos V. Esto es lo que recuerda Gómez Robledo:
que la justicia está por encima de intereses mezquinos y parciales, aunque
éstos sean los de la patria y la religión, ya no digamos los de la codicia, la
guerra o la conquista.
Así, concluye Gómez Robledo, de acuerdo con las tesis de Vitoria,
el
fin propio del Estado es la protección contra la fuerza y la injuria
, o sea,
la
jaime labastida