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En la primera página de su libro de poesías
Los complementarios
, dice Abel Martín:
Mis ojos en el espejo
son ojos ciegos que miran
los ojos con que los veo.
En una nota, Abel Martín hace constar que fueron estos versos los primeros
que compuso y que los publica, no obstante su aparente trivialidad o su marca­
da perogrullada, porque de ellos sacó, más tarde, por reflexión y análisis, toda
su metafísica.
8
En realidad, como dice Machado, lo que saca a Martín de su monismo es
el amor, el erotismo, la relación con el otro, sobre todo con la mujer. Por
eso escribió:
La mujer
es el anverso del ser.
9
El amor es explicado por Martín en otro libro, que significativamente se
llama
De lo uno a lo otro,
es decir, de la mónada inicial al prójimo. Lo
importante es que busca, igual que Unamuno, lo que muchos poetas es­
pañoles: un pensar experiencial, una filosofía basada en la vivencia, en la
experiencia profunda y objetiva. De ahí el título de otro libro:
Lo universal
cualitativo.
Esto parece acercarse a la idea de universal concreto, de Hegel.
En todo caso, es la renuncia al solo universal extensivo y no intensivo; bus­
ca un universal con contenido y no un universal vacío. El amor le señala al
otro inmanente
.
Hay algo en lo que Martín es un pensador típico del siglo xix, que es
el subjetivismo, tal vez por lo que se dice de que está desengañado de las
grandes construcciones del idealismo, pero conserva el subjetivismo. Expli­
ca Machado:
mauricio beuchot
8
Ibidem.
9
Obras
, p. 295.