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Así, a la suma de cuanto es se opone la suma de cuanto no es, su comple­
mento, que es la que ayuda a pensar lo que es como es.
En muchas ocasiones es Mairena el que nos informa acerca de lo que
de­cía Abel Martín, ya que cita a su maestro muy a menudo; por ejemplo,
co­menta:
De un modo mítico y fantástico lo expresaba así mi maestro:
Dijo Dios: “Brote la Nada”.
Y alzó su mano derecha
hasta ocultar su mirada.
Y quedó la Nada hecha.
Anotad esos versos, aunque sólo sea por su valor retórico, como modelo de
expresión enfática del pensamiento. Y dejemos para otro día el ahondar algo
más en la poética de mi maestro.
12
Y nos hace la exposición de las razones que usaba Martín para argumentar
sus tesis:
Es evidente, decía mi maestro –cuando mi maestro decía
es evidente
o no esta­
ba seguro de lo que decía, o sospechaba que alguien pudiera estarlo de la tesis
contraria a la que él proponía–, que la razón humana milita toda ella contra la
riqueza y variedad del mundo; que busca ansiosamente un principio unitario,
un algo que lo explique todo, para quedarse con este algo y aligerarse del peso y
la confusión de todo lo demás. Y así tenemos, por un lado, la fe racional en lo
que nunca es nada de cuanto se aparece, la fe en lo nunca visto, llámese el ser, la
esencia, la sustancia, la materia originaria, etc., y por el otro, la gran banasta de
los papeles pintados, en donde va cayendo el mundo de las apariencias y en él,
el mismo corazón del hombre. Y aunque el imán que explica el ímpetu de esta
fe racional sea la pura nada, y la razón no acierte, ni por casualidad, con verdad
alguna a que pueda aferrarse, es un portento digno de asombro esta fuerza de
aniquilación, este poder desrealizante...
13
mauricio beuchot
12
Ibidem
, p. 449.
13
Ibidem
, pp. 449-450.