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En el fondo está siempre la idea de Machado de que la verdadera poesía es
la que habla del tiempo, y lo mismo la verdadera filosofía, mucho más la
metafísica:
La poesía es –decía Mairena– el diálogo del hombre con su tiempo. Eso es lo
que el poeta pretende eternizar sacándolo fuera del tiempo, labor difícil y que
requiere mucho tiempo, casi todo el tiempo de que el poeta dispone. El poeta
es un pescador, no de peces, sino de pescados vivos; entendámonos: de peces
que puedan vivir después de pescados.
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Ya su maestro Martín quería replantear y corregir el
cogito
cartesiano, y
Mairena lo hace también: “‘
Cogito ergo sum
’, decía Descartes. Vosotros de­
cid: ‘Existo, luego soy’, por muy gedeónica que os parezca la sentencia. Y si
dudáis de vuestro propio existir, apagad e idos.”
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Mas, a pesar de que Mairena habla mucho de la relación de conveniencia
entre poetas y filósofos, no deja de señalar algunas diferencias, a veces muy
marcadas. Aseguraba:
El escepticismo de los poetas puede servir de estímulo a los filósofos. Los poe­
tas, en cambio, pueden aprender de los filósofos el arte de las grandes metá­
foras, de esas imágenes útiles por su valor didáctico e inmortales, por su valor
poético. Ejemplos:
el río de Heráclito
,
la esfera de Parménides
,
la lira de Pitágoras
,
la caverna de Platón
,
la paloma de Kant
, etcétera, etcétera.
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Ese realismo de los poetas es lo que parece indicar Machado que puede
ayudar a la filosofía; sacarla de su postración subjetivista.
Hay una anticipación curiosa de Mairena, señalada por Machado, com­
parándolo con Bergson, los husserlianos y Heidegger:
Juan de Mairena era un hombre de otro tiempo, intelectualmente formado en
el descrédito de las filosofías románticas, los grandes rascacielos de las metafí­
mauricio beuchot
20
Ibidem
, p. 380.
21
Ibidem
, p. 389.
22
Ibidem
, p. 421.