No existe un término oficial o constitucional específico para denominar al cónyuge o esposo de una presidenta, pues ésta es una condición civil, no administrativa ni judicial. Sin embargo, en tiempos recientes tras la llegada de mujeres a cargos gubernamentales se ha empleado primer caballero.
Si bien no es un nombramiento oficial, en virtud de que en el pasado se generalizó el título protocolario de primera dama para las esposas de los mandatarios, el equivalente para los esposos de las mandatarias es primer caballero, y es la primera fórmula que se registra: Ella [Cristina Fernández] se presentó como sucesora y sin elecciones internas dentro del peronismo. Se trató de la primera vez en la historia en que un varón, y un marido, le pasaba los atributos del mando a una mujer, su esposa, y también del estreno de papel de “primer caballero” en Argentina [El Atlas de la revolución de las mujeres. Las luchas históricas y los desafíos actuales del feminismo. Buenos Aires: Capital Intelectual, 2018]. También se documenta con baja frecuencia de uso consorte repúblicano: huésped de las casas de asistencia de estudiantes y español consorte republicano, de quien sabes un anecdotario entero de cuando, evangelista por el istmo, vino esta ciudad de México [Julio Valle-Castillo, Formas migratorias, 1973-1977, México: Axel Editora, 1979].
Asimismo, es posible emplear la frase esposo de la presidenta de la República, pues no se trata de un cargo, título o nombramiento oficial: Asistió también el catedrático Pentti Arajärvi, esposo de la Presidenta de la República de Finlandia [Maritza Núñez y Alfonso Padilla (eds.), “De pérdidas y contentamientos: encuentro con el universo de Carmen Luz Bejarano”, en Acta Ibero-Americana Fennica, núm. 4. Madrid: Instituto Iberoamericano de Finlandia, 2003].