Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
EN LOS DICCIONARIOS SUELEN DARSE COMO SINÓNIMOS, al menos considerando sólo algunas de sus acepciones, los verbos agarrar, coger y tomar, sobre todo los dos primeros. En efecto, igual puede decirse "agarra, coge o toma este libro". Casi siempre, donde aparece agarrar puede ponerse coger, y viceversa; no puede decirse lo mismo de tomar, pues este verbo tiene otras muchas acepciones, con las que no cuentan ni agarrar ni coger: no se dice, por ejemplo, "*agarra (ni coge) esta decisión", sino sólo "toma esta decisión" . Hay asimismo empleos de agarrar y coger que no tiene tomar: "agarró y se fue", "cogió y se fue", en el sentido de 'resolverse o determinarse', pero no "*tomó y se fue".
        Es cierto que la primera acepción de agarrar es 'asir fuertemente', pero la segunda es simplemente 'coger, tomar'. Es posible que en el español de España, en no pocos casos, el verbo agarrar conserve el sentido de asir fuertemente y que ello explique que se emplee mucho menos que coger, que sólo significa 'asir, tomar', así no sea 'fuertemente'. En el español americano, por lo contrario, el verbo agarrar se emplea como sinónimo casi perfecto de coger, es decir que se ha perdido totalmente el rasgo adverbial 'fuertemente'. A ello puede deberse que en este lado del Atlántico agarrar sea mucho más frecuente que coger. En América, según los muy confiables datos del Corpus de referencia del español actual (CREA), por 58 apariciones de coger hay 42 de agarrar; según el mismo CREA, en el español europeo, a 92 registros de coger corresponden sólo 8 de agarrar. Es decir, en el español americano coger y agarrar tienen la misma vitalidad (1 por 1); en el español de España, coger tiene mucho mayor uso que agarrar (10 por 1).
        Evidentemente que, para explicar el predominio de agarrar sobre coger, es necesario recordar que el verbo coger, en casi todos los países americanos, por su significado sexual, está marcado fuertemente como palabra tabú, como vocablo prohibido. En el español escrito y, sobre todo, en el hablado, donde podría decirse coger se prefiere agarrar. Apenas en la decimoctava edición del DRAE (1956) tiene cabida, sin marca alguna, en el artículo coger, la acepción "cubrir el macho a la hembra". Entre paréntesis: me parece dudoso el empleo de coger con el significado de 'cubrir el macho a la hembra'. En México al menos, si se llega a emplear, me parece que es por extensión del empleo de coger referido a personas. Por otra parte, diccionarios del siglo XIX que explican coger con sentido sexual referido a personas, no lo hacen con alusión a animales. Cierro el paréntesis. Sólo en la vigésima primera (1992), en ese artículo, se añade una acepción específica, para América, y con marca de vulgar: "realizar el acto sexual". Otro paréntesis: Algunos autores, al tratar este asunto, quizá para abreviar, describen esta acepción como equivalente a fornicar, lo que es falso, pues fornicar tiene el específico significado de 'tener cópula carnal fuera del matrimonio'. No es ése el sentido de coger en América, sino simplemente, como bien anota la Academia, 'realizar el acto sexual'. Se cierra el paréntesis.
        Es probable que, en la lengua hablada -y seguramente siempre dicho y oído como vulgarismo- el verbo coger, con significado sexual, se venga empleando desde hace mucho tiempo en el español de América. Sin embargo los registros en lengua escrita son relativamente recientes. Según el CREA, los primeros empleos en textos argentinos corresponden a la década de los 70 (siglo XX) y, en textos mexicanos, a la de los 50. El que su uso, al menos en lengua oral, sea mucho más antiguo queda suficientemente probado si acudimos a los registros de algunos diccionarios, importantes aunque quizá hoy poco frecuentados. En el Nuevo diccionario de la lengua castellana (1846), su autor, don Vicente Salvá, explicaba que en él estaban comprendidas todas las palabras del diccionario académico, más "unas veinte y seis mil voces, acepciones, frases y locuciones, entre ellas muchas americanas". En efecto, en el artículo correspondiente a coger, Salvá incluye una acepción vulgar, propia de América: "Tener acto carnal con una mujer". Si hacia mediados del siglo XIX se recoge la acepción, como vulgarismo americano, es muy probable que viniera empleándose desde mucho tiempo atrás.
        Llama la atención que la Real Academia Española no haya incorporado este americanismo léxico a su Diccionario sino muy recientemente, apenas en la vigésima primera edición, correspondiente al año 1992, casi 150 años después de que la hubiera explicado don Vicente Salvá. Otros lexicones del siglo XIX y principios del XX lo hicieron antes que la Academia, como el Diccionario general y técnico hispano-americano (1916), de Manuel Rodríguez Navas y Carrasco, que incluye entre las acepciones de este verbo la americana: "Tener ayuntamiento carnal". Algo semejante sucede con el españolismo vulgar follar ('practicar el coito'), de uso general en ese país, que apenas ingresó en el DRAE en 1992, a pesar de que venía empleándose desde tiempo atrás. En una comedia anónima de 1874, titulada Don Juan Notorio: burdel en cinco actos y 2000 escándalos, se lee: "Salí de Roma por fin, / como os podéis figurar, / con un disfraz harto ruin, / y a lomos de un mal rocín, / pues que me querían follar". Lo mismo pasa con otro vulgarismo del español de España, joder ('practicar el coito'): aparece ya en textos de Fernández de Moratín (fines del siglo XVIII), pero sólo se incorpora en el DRAE en 1984. Como se ve, sólo en años recientes decidió la Academia incorporar en su Diccionario todas estas voces malsonantes.
        Ahora bien, ¿fue precisamente en América donde el verbo coger comenzó a emplearse con el sentido de "realizar el acto sexual"? Probablemente no, si hacemos caso a un dato muy interesante que aparece en un poco conocido diccionario de mediados del siglo XIX. En el primer volumen -único que llegó a publicarse- de la Biblioteca Universal. Gran Diccionario de la Lengua Española (1852), su autor, Adolfo de Castro y Rossi, en alguna de las numerosas acepciones de coger, explica: "En Granada y otras partes, tener acto venéreo". Según esto, en Granada (y otras partes, andaluzas probablemente) tenía aún vitalidad el verbo coger con significado sexual. De ser esto cierto, este uso de coger debió ser uno más de los numerosos andalucismos léxicos que llegaron a América, desde fines del siglo XV en adelante. También, como es el caso de otras muchas voces, pudo suceder que paulatinamente fuera perdiendo vitalidad en España, hasta desaparecer (hoy esta acepción es desconocida ahí), mientras conservaba, y conserva hasta nuestros días, plena vigencia en América.

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