Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
NO SE RECOGE EN EL DRAE esta voz que, en el español que se habla en México, equivale a 'triste, abatido, con el ánimo decaído'. Agüitado es participio pasivo del verbo pronominal agüitarse. Tampoco lo incluye García Icazbalceta en su célebre (e inconcluso) Vocabulario de mexicanismos. En el utilísimo Índice de mexicanismos (Academia Mexicana, México, 1998), que sistematiza los mexicanismos de 138 fuentes (o listas) publicadas desde 1761, tanto agüitarse (también agüitar) cuanto agüitado, escritas frecuentemente con h en vez de g, están documentadas en más de una docena de fuentes. La más antigua, en que queda consignado el vocablo, es el Diccionario de mejicanismos de Félix Ramos y Duarte (Imprenta de Eduardo Dublán, México, 1896). Aparece ahí el verbo agüitar con la siguiente definición: 'Dormir. Alteración de aguaitar'. En el DRAE, el verbo aguaitar tiene varios significados: 'cuidar, acechar, mirar, espiar'. Se señala ahí mismo que en América aguaitar vale por 'aguardar, esperar'.
        Santamaría, en su Diccionario de mejicanismos (quinta edición, Porrúa, México, 1992), consigna para agüitado el sentido que persiste hasta nuestros días: 'triste, abatido, con el ánimo decaído en exceso'. Aclara que "dícese también de los animales, y aun de las plantas". De agüitarse anota: 'entristecerse, abatirse, decaer el ánimo'. Precisa que es "muy usado popularmente". Santamaría no arriesga etimología alguna. En un artículo periodístico, Ángel María Garibay ("Escarceos lingüísticos", Novedades, 12 de julio de 1961), después de aceptar las acepciones que proporciona Santamaría, lamenta que éste no anote el origen de la palabra y propone en seguida, un origen náhuatl para agüitarse y agüitado. Recuérdese que el padre Garibay era un erudito nahuatlato. Explica que ambas voces proceden de un vocablo náhuatl güito o huito, cuya forma primitiva es huiton: "Donde este vocablo se usa -sigue diciendo Garibay-, y se usa en muchos lugares de la región central de México, significa 'atontado, decaído, amortecido, bobo...'" En su opinión, huiton tiene parentesco con el verbo huitomi, vocablo que tiene otras significaciones, además de las que le asigna Molina ('reventar el divieso', 'deshacerse el edificio', 'soltarse el agua'): 'arruinarse, derrumbarse, hacerse nada'. Por tanto, metafóricamente, el ahuitado, está "como el muro que se desmorona, o el agua que se va, saltando sobre sus diques, o rotos éstos".
        No he encontrado alguna otra propuesta para el origen de agüitado. Si bien la definición de Ramos y Duarte ('dormido') no parece convincente, la explicación del origen -ésa es al menos mi opinión- no debe verse como un despropósito. Sin embargo, aun aceptando la posibilidad de los cambios fonéticos que implica el paso de aguaitar a agüitar, me parece remota, por no decir inexistente, la relación semántica entre aguaitar y agüitar, incluso aceptando que agüitar significara 'dormir', pues ninguna de las acepciones de aguaitar se acerca siquiera a ese significado. Por lo que respecta a la etimología que propone Ángel María Garibay, además de que necesitaría reforzarse con la opinión de otros nahuatlatos, sobre todo para confirmar el empleo actual del verbo huitomi en el náhuatl contemporáneo, tengo la impresión de que tampoco resulta fácil explicar ni los cambios fonéticos (huitomi > agüitar) ni, mucho menos, los semánticos ('derrumbarse' > 'entristecerse').
        No quiero terminar esta nota sin proponer, no sin cierta osadía, otra explicación del origen del verbo agüitarse y de su participio (adjetivo) agüitado. El DRAE registra el verbo acuitar, con la siguiente definición (acepción única): 'Poner en cuita o en apuro, afligir, estrechar'. Se anota en seguida que también se usa como pronominal (acuitarse). Tiene al menos dos derivados, lo que habla de su vitalidad (acuitadamente ['con cuita'] y acuitamiento [anticuado: 'cuita']). Conviene transcribir también los significados precisos del sustantivo cuita: 'trabajo, aflicción, desventura'. Acuitado, por tanto, equivale a 'apurado, afligido, desventurado'. Como se ve, agüitar bien puede derivar de acuitar. El único cambio fonético, es decir la sonorización de la velar c (k > g), es muy fácil de explicar, si se considera que, a lo largo de la historia de la lengua española, son muy numerosas las sonorizaciones, que suponen un debilitamiento de la tensión articulatoria. La filología nos ha enseñado siempre, con referencia a la transformación del latín en español, que las consonantes sordas tienden a sonorizarse (y las sonoras a desaparecer). Así, el cambio de acuitar a agüitar no es sino la aplicación de una regla de evolución muy conocida. Por otra parte, resulta innegable la estrecha relación semántica que se establece entre acuitar, acuitado y agüitar, agüitado: 'apurado, afligido, desventurado' > 'triste, abatido, con el ánimo decaído en exceso'.

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