Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
YA EN LATÍN el adjetivo carus tenía dos significados: por una parte, 'subido de precio' y, por otra, 'amado, estimado, querido'. El español caro conserva todavía estos dos sentidos, aunque poco se emplea hoy con el segundo de ellos. Sin embargo hay sustantivos derivados de caro ('amado') que forman parte del léxico habitual del español hablado y escrito, como caricia o cariño; caridad es otro abstracto relacionado con ese mismo valor semántico.
        Conviene precisar un poco más el significado actual de caro en la primera de sus acepciones ('subido de precio'). El DRAE anota que algo es caro cuando 'excede mucho del valor o estimación regular' o, más claro aún, cuando alguna cosa es vendida, comprada u ofrecida 'a un precio más alto que el de otra tomada como punto de referencia'. En una de las acepciones que anota Moliner se dice que caro 'se aplica a lo que cuesta más dinero del que es justo o razonable'. Otros diccionarios, por lo contrario, no ponen énfasis en estos conceptos de naturaleza comparativa, sino que se limitan simplemente a señalar que caro se aplica a lo que cuesta mucho dinero.
        El adjetivo costoso, según la Academia (y también Moliner), significa sólo 'que cuesta mucho, que es de gran precio', sin sentido comparativo alguno. Puede verse que para algunos diccionarios, como también para muchos hablantes, quizá para la mayoría, caro y costoso vienen a ser sinónimos: 'lo que cuesta mucho dinero'. Creo sin embargo que no deja de ser útil, porque ayuda a la precisión, la diferencia señalada por la Academia y por Moliner.
        Aunque no cabe duda de que todos usamos en algunos enunciados caro con el simple sentido de 'costoso', como cuando decimos "fuma siempre tabaco caro", es más frecuente que lo empleemos con un valor comparativo (algo que cuesta más dinero del que es razonable), como cuando afirmamos que "este coche es muy caro en ese precio". Como se ve, en este sentido el adjetivo barato -que procede del verbo abaratar, 'dar o recibir una cosa por menos de su precio ordinario'- más parece la antítesis de caro que de costoso. En otras palabras, según las definiciones que comento, algo puede muy bien ser caro sin ser costoso y viceversa. A un diamante o a un cuadro de Picasso, según creo, les va mejor el adjetivo costoso que el adjetivo caro. Por lo contrario, si alguien compra una naranja por cinco pesos, habrá adquirido algo caro así no haya sido costoso; a lo mejor un Picasso, comprado en un millón de pesos, resulta barato, aunque para cualquiera de nosotros sea sumamente costoso.
        En resumen, parece recomendable conservar la distinción entre caro y costoso, no por otra razón sino porque con ella se obtiene una mayor precisión, sin duda una de las virtudes esenciales del bien hablar.

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