Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
LLAMA LA ATENCIÓN que en el español mexicano, y particularmente en la jerga del futbol, haya persistido hasta ahora un despropósito léxico, ya criticado desde el siglo pasado. A cierta forma de golpear el balón que hace que éste siga una trayectoria inesperada, se le suele llamar chanfle en ese deporte. Tan empleada es la voz en México que a alguna película de tema futbolero se le llamó El Chanfle. Tiene tal vigencia, que ha producido derivados: chanflear, chanfleador...
        En el primero de los vocabularios regionales americanos, el célebre Diccionario provincial casi razonado de voces y frases cubanas, de Esteban Pichardo, de 1836, se señala que chanfle es 'el golpe, obra o señal hecha en línea oblicua o diagonal al horizonte'. Este autor no califica de impropio el vocablo; simplemente lo consigna. Tampoco lo hace José M. Macías, otro lexicógrafo cubano, quien dice ignorar la etimología y hace notar que nadie se ha atrevido a tomarla por voz india.
        Sin embargo, a fines de ese siglo, en 1896, Félix Ramos y Duarte, en su Diccionario de mejicanismos, y precisamente en relación con las observaciones de Macías, escribe: "¿cómo habían de suponer de origen indio el disparate chanfle, metátesis de chaflán, término tomado del francés chanfrein o del inglés chanfret, corte oblicuo de una esquina, dejándola plana?"
        En efecto, en cualquier diccionario, general o de arquitectura, puede encontrarse el término chaflán (así como el verbo derivado chaflanar o achaflanar), definido más o menos en los términos en que lo hizo Ramos y Duarte. La Academia, por ejemplo, en su diccionario le asigna etimología francesa (del fr. chanfrein, y éste de chanfraindre, del lat. canthus, esquina, y frangere, romper) y lo define con las siguientes palabras: "Cara, por lo común larga y estrecha, que resulta en un sólido, de cortar por un plano una esquina o ángulo diedro". Al chaflán también se le llama ochava.
        Tengo la impresión de que el vulgarismo chanfle, con sentido arquitectónico o geométrico, casi no se empleaba ya en el español mexicano de las primeras décadas de este siglo. Ignoro cómo y quién lo incorporó, con un valor metafórico no poco complicado, a la ya de por sí confusa terminología del futbol, único campo semántico en el que creo que pervive.

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