Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
ES PROBABLE QUE MARÍA MOLINER (Diccionario de uso del español) tenga razón cuando señala que la voz cuelga, con el sentido de 'regalo o fineza que se da a uno en el día de su cumpleaños', no se emplea actualmente en España, a pesar de que, con carácter de familiar, está consignado en el DRAE. Es sabido que el lexicón oficial conserva muchas voces que hoy se desconocen en la Península Ibérica o cuyo uso es muy limitado o esporádico.
        Donde la voz tiene ciertamente plena vitalidad es en países de América: al menos en México, Venezuela y costas de Colombia, aunque es muy probable que se conozca también en otras regiones del continente.
        Para la historia y documentación de esta voz, como para las de tantas otras, los datos más completos y confiables se deben a Ángel Rosenblat, el gran filólogo venezolano, quien nos proporciona abundante información en uno de los eruditos artículos que reunió en su obra Buenas y malas palabras en el castellano de Venezuela. En lo que se refiere a la etimología u origen del vocablo, nos enseña que procede del verbo colgar, que tenía la acepción de agasajar a alguien la víspera del día de su santo o cumpleaños. Para entender la relación entre colgar y regalo, conviene consultar la cuarta acepción de colgar en el DRAE: 'regalar a uno una alhaja en celebridad del día de su santo o nacimiento; dícese así porque se hacía esta demostración echando al cuello, a la persona a quien se obsequiaba, una cadena de oro o una joya pendiente de una cinta'.
        El empleo de colgar con el sentido de 'regalar' lo encuentra Rosenblat documentado en los clásicos: 'la víspera de la fiesta de su día le había colgado': uso notable de España y de tiempos inmemoriables usado en ella" (Lope de Vega); "La víspera de tu santo / por ningún modo parezcas, / pues con tu bolsón te ahorcan, / cuando dicen que te cuelgan" (Quevedo).
        El mismo filólogo venezolano recuerda que cuando se estrena un traje suele decirse en Venezuela "¡Hay que mojarlo!", que equivale al mexicano "Dame el remojo", con lo que se aludía al brindis que tal suceso merecía, sentido que hoy evidentemente se ha perdido. ¿Tendrá algo que ver con todo lo anterior la tradicional costumbre mexicana de jalar cariñosamente las orejas del que estrena una prenda de vestir o cualquier otro objeto?

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