Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
NO SON POCOS los que creen que si una expresión es usada por todos o casi todos debe ser vista como poco elegante, como vulgar, y se dedican a buscar con ahínco un sustituto más original. A estas personas se les conoce como pedantes, esto es, que hacen alarde inoportuno de erudición. Suelen decir, por ejemplo, "el profesor dictará una conferencia", "el doctor imparte la clase", porque les parece que emplear en estos casos el verbo dar ("dará una conferencia, una clase") resulta, si no impropio, sí al menos corriente.
        Impartir es ciertamente sinónimo de dar pero sin duda propio del lenguaje llamado culto, y que si se siente natural en tal o cual texto escrito, no deja de ser chocante en la lengua hablada. Imaginemos a nuestros hijos diciéndonos: "padre, impártenos nuestro domingo". Creo que no hay razón para decir impartir clases si se puede decir dar clases.
        El gran filólogo Ángel Rosenblat escribió un sabroso artículo sobre este asunto, en concreto sobre el empleo de dictar por dar. Hacía ver ahí con toda razón que dictar no es lo mismo que dar. Se dicta una ley, un decreto, una orden, pero no una clase ni una conferencia. A ciertos gobernantes no electos se les llama dictadores; a un profesor, es evidente, no. El DRAE, por su parte, explica que dictar tiene los siguientes sentidos: a) Decir uno algo con las pausas necesarias o convenientes para que otro lo vaya escribiendo'; nadie desea una clase o una conferencia así. b) Tratándose de leyes, fallos, preceptos, etcétera, darlos, expedirlos, pronunciarlos'; no es el caso de una clase o conferencia. 'Inspirar, sugerir'; éste es un sentido figurado que nada tiene que ver con dar clases o conferencias.
        El mismo Rosenblat defiende la hipótesis de que el empleo de dictar por dar es más antiguo y frecuente en Argentina y Chile que en otros lugares de América (parece ser que es desconocido en España) y que de ahí pudo extenderse. Asimismo, ve como probable origen para el vocablo el italiano (de importante influencia en Argentina), lengua en la que suena absolutamente normal la expresión dettare una conferenza. En México ciertamente se usa hoy dictar por dar en lengua hablada y escrita; sin embargo, sigo creyendo que es más propio lo más sencillo y no lo más rebuscado, y opino, por ende, que es mejor decir dar que impartir o dictar clases.

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