EL SUSTANTIVO LATINO morbus ('enfermedad') produjo, en el mismo latín (lat., en adelante), varios derivados, algunos de los cuales pasaron también, como cultismos, al español (esp., en adelante). En esp., morbo significa ciertamente 'enfermedad', pero quizá se emplee con más frecuencia con el sentido de 'interés malsano por personas o cosas', segunda acepción según el DRAE, sentido del que carecía el lat. morbus, que sólo se empleaba como 'enfermedad, indisposición', o designaba alguna enfermedad particular como 'epilepsia' (en Plinio y César). Morbosus, en lat., y morboso, en esp., son adjetivos derivados de morbus y morbo, respectivamente, aunque también puede pensarse que el esp. morboso procede directamente del lat. morbosus (y no del esp. morbo) y significa tanto 'enfermo', cuanto y sobre todo 'que provoca reacciones mentales moralmente insanas'. Este sentido es relativamente reciente. Por ejemplo, en la edición del DRAE de 1970 sólo se definía con las siguientes palabras: 'enfermo', 'que causa enfermedad o concierne a ella'. Apenas en la edición de 1984 se añade la tercera acepción citada ('que provoca reacciones mentales moralmente insanas'). En lat. morbosus significaba casi siempre sólo 'enfermo'; no faltan empero autores en los que adquiere sentidos en alguna manera próximos al moderno esp. morboso: en textos de Petronio vale por 'ansioso, comilón'; Catulo lo llegó a emplear con el sentido de 'impúdico, infame'. El lat. morbositas sólo significaba 'naturaleza malsana de un lugar'; el esp. morbosidad, procedente de morbositas, adquirió el más general sentido de 'cualidad de morboso' (en sus dos sentidos) y 'conjunto de casos patológicos de un país'.
Ahora bien, el lat. morbus, además del adjetivo morbosus, produjo otro: morbidus ('enfermo, malsano, enfermizo'), que da lugar al esp. mórbido. Desde las primeras ediciones del DRAE se viene dando cuenta de una acepción peculiar del adjetivo esp. mórbido. Además de la acepción esperada ('que padece enfermedad o que la ocasiona'), se explica otra (que nada parece tener que ver con la anterior): 'blando, delicado, suave'. En el Diccionario del español actual (Seco et al.) es ésta la primera acepción y se proporciona el siguiente ejemplo (del periódico La Codorniz): "Ahueca, Billy, dijo cogiendo a la rubia por el mórbido brazo". Este sentido ('blando, delicado, suave') no lo tenía el lat. morbidus. Es probable, por una parte, que el italiano haya sido la lengua en la que el lat. morbidus adquirió tan peculiar significado y, por otra, que el español lo haya tomado del italiano. Esta hipótesis parece confirmarse con el hecho, éste sí seguro, de que en esa lengua morbido produjo un derivado también peculiar, morbidezza, del que procede el esp. morbidez ('cualidad de mórbido con el sentido de blando, delicado'). Incluso hay (o había) en español un vocablo, desusado ciertamente, más próximo aún al italiano: morbideza. Morbidez es, por tanto, un italianismo. Véase el siguiente ejemplo de Juan Antonio Payno (tomado del Diccionario de Seco): "María Rosa apareció en el portal... Se fijó de nuevo en la potencia de su cuerpo, en la morbidez turgente de sus carrillos, y en los ojos, tan vivos".
No hay en latín un antecedente para el vocablo morbilidad ('proporción de personas que enferman en un sitio y tiempo determinado'). No parece imposible que se trate de un anglicismo. El inglés morbility pudo producir el esp. morbilidad. Lo que importa destacar es que no deben confundirse, porque significan cosas muy diferentes, las voces morbidez (italianismo que significa 'cualidad de blando, delicado, suave') y morbilidad (anglicismo con el que se expresa la 'proporción de personas que enferman en un sitio y tiempo determinado'). Debe evitarse el empleo de morbidez por morbilidad, como se observa en el siguiente ejemplo (tomado del diario El Mundo, de Madrid): *"la singular peste, descrita por el escritor portugués, duplica además, sugestivamente, el rango alegórico de la morbidez: se trata de una epidemia de ceguera blanca, psicológica, llamada agnosis".