EL SIGUIENTE ES UN TEXTO TOMADO de La Habana para un infante difunto de Guillermo Cabrera Infante: “—Va a ser sensacional estar en ese curso —dijo con entusiasmo—. ¡Estoy loca por que empiece! —Sí —le dije por decir algo relativo—, te va a gustar. Dan muchas películas durante el curso. —Ah, verdad —dijo ella— que tú eres un inveterado. Posiblemente ella quiso decir un veterano o un iniciado y combinó las dos palabras y le salió inveterado, una palabra por dos. Es posible. Lo cierto es que dijo inveterado. Ésa fue casi su última palabra”. En el Diccionario de autoridades de 1732, inveterado queda definido como “lo antiguo o anticuado”. En la más reciente edición del DRAE (2001), como “antiguo, arraigado”.
Las primeras documentaciones de este adjetivo parecen ser del siglo XVIII, y en esa época era un adjetivo que sólo modificaba a sustantivos abstractos del tipo mal, privilegio, hábito, error, uso..., como en el siguiente texto de Feijó: “Y lo primero que me ocurre es que se atienda si el apetito del enfermo nace de algún hábito inveterado y depravado”. Durante el siglo XIX sucede lo mismo, e inveterado acompaña muy frecuentemente al sustantivo costumbre: “Soy muy claro cuando trato de negocios... Es en mí inveterada costumbre el ponerlo todo muy clarito, y atar bien los cabos...” (Benito Pérez Galdós). En ese siglo también comienza ya a emplearse inveterado con adjetivos sustantivados que se refieren a personas: holgazán, borracho... En el siglo XX y en los primeros años del XXI este tipo de empleo se hace más común. Es frecuente que inveterado acompañe a adjetivos sustantivados del tipo de golfo, escéptico, noctámbulo, liberal, enemigo, dipsómano, viajero, rival, mentiroso, político, fumador, lector, jugador, burgués...: “Y su estancia en la finca durante agosto y septiembre mejor ni tan siquiera mencionarla. ‘¡Puerto de Pollensa y Perelada’ exclamó un inveterado repetidor, con toda la autoridad que otorga la veteranía” (Luis Goytisolo)
Volvamos a la definición de inveterado (‘antiguo, arraigado’). En efecto, este sentido tiene el adjetivo cuando acompaña a sustantivos abstractos (vicio inveterado, costumbre inveterada: ‘vicio antiguo, arraigado, costumbre antigua, arraigada’). Sin embargo, cuando se emplea acompañando a sustantivos o adjetivos sustantivados referentes a personas, me parece que ya no le conviene esa definición. Veamos: ¿puede decirse que un viajero inveterado es un viajero antiguo, arraigado? Definitivamente no, porque lo inveterado, lo antiguo, lo arraigado no es el viajero sino el hábito de viajar que tiene una persona. Cuando digo que Pedro es un noctámbulo inveterado no estoy diciendo que Pedro es un noctámbulo antiguo o arraigado, sino que en él el hábito de vagar por las noches está muy acendrado, muy arraigado. Creo que o bien el adjetivo inveterado debe emplearse sólo acompañando a sustantivos abstractos (costumbre inveterada) o bien debe añadirse una nueva acepción (‘asiduo, constante, permante, veterano...’ o algo así) en la definición del DRAE, con objeto de que quede explicado su empleo cuando acompaña a sustantivos o a adjetivos sustantivados que designan personas (fumador inveterado). Yo recomendaría mejor lo primero que lo segundo.