Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE
LOS MANUALES DE GRAMÁTICA histórica dan cuenta de un curioso fenómeno fonético llamado etimología popular. Consiste éste en modificar la pronunciación de una palabra poco conocida o rara, con objeto de que se asemeje a otra más usual. Esto sucede concretamente cuando el hablante común se enfrenta a un vocablo no tan corriente que le produce una impresión de extrañeza. Al querer encontrarle el significado que halla con mucha facilidad en las voces comunes, tiende a asociar, consciente o inconscientemente, la palabra rara con alguna otra que le sea más familiar, y con la cual percibe además un evidente parecido fonético y procura así hacer aún mayor esa semejanza.
        Ramón Menéndez Pidal, en su Manual de gramática histórica española, proporciona muy interesantes ejemplos de este tipo de "errores" lingüísticos. Hay una palabra latina de origen griego, necromantia, cuyo significado preciso es 'evocación de los muertos', en la cual algunos seudoeruditos quisieron ver una relación semántica con la magia negra y la modificaron en nigromancia (haciendo uso del adjetivo latino niger, -a, -um: 'negro'). Al paso del tiempo, el vocablo que prevaleció fue nigromancia, originado en un error de etimología si no popular precisamente, sí seudoerudita. La reconstrucción del verdadero origen de la palabra (necromantia) resulta ahora más difícil. El sustantivo latino veruculum produjo en español antiguo el vocablo berrojo. Ahora bien, como berrojo aludía a un instrumento para 'cerrar' puertas y ventanas, se cambió la consonante inicial por una c, para producir el vocablo cerrojo, que los hablantes relacionan con cerrar y que es el que en definitiva permaneció.
        Hace poco, como razón social de un modesto negocio en una población de la costa del Pacífico, en México, vi empleada la voz vagamundo (por vagabundo), que también explica don Ramón y que está además consignada en el DRAE. Seguramente la terminación culta -bundo, de carácter abundancial, observable en otras voces como meditabundo, nauseabundo, tremebundo, pudibundo, etc., parece a algunos rara, y se modifica por -mundo porque se piensa que, en efecto, el vagabundo es el que vaga por el mundo, es un vagamundo. A diferencia de nigromancia y cerrojo, productos de etimología popular que eliminaron las primitivas voces "correctas" (*negromancia y *berrojo), actualmente vagamundo alterna con vagabundo, con probable predominio de esta última.

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