Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE
EN NO POCOS CASOS el análisis etimológico de las palabras nos permite identificar interesantes desviaciones en lo que respecta a los sentidos que, al paso del tiempo, van éstas adquiriendo en los diversos dialectos —geográficos, históricos o sociales— de determinada lengua. No falta quien piense, por ejemplo, que los verbos ver y mirar son simples sinónimos. Su etimología empero permite asegurar que se trata de vocablos con contenido semántico diferente.
        Ver procede, primeramente, del antiguo veer (todavía presente en algunas voces compuestas, como proveer). Veer, a su vez, tiene origen en el latín videre, 'ver'. Recuérdese que la -d- intervocálica latina suele perderse y que la i inicial, convertida en e, se funde en una sola al contacto con la e tónica; videre, por tanto, se convierte en ver. Mirar, por su parte, tiene un origen muy diferente. Procede del latín mirari, 'admirarse'.
        Las anteriores etimologías permiten explicar el sentido que tienen, en el español contemporáneo, los verbos ver y mirar. El verbo ver, de conformidad con la definición del DRAE, significa, en su primera acepción, 'percibir por los ojos los objetos mediante la acción de la luz'. Para el objeto de esta nota, me parecen más útiles las definiciones de María Moliner; en la primera, se lee: 'poseer el sentido de la vista'; la segunda dice: 'percibir algo por el sentido de la vista'. Mirar, por lo contrario, en el DRAE, aparece explicado con las siguientes palabras: 'fijar la vista en un objeto, aplicando juntamente la atención'. En el Diccionario de uso del español (de Moliner), en la entrada mirar, se anota: 'aplicar a algo el sentido de la vista, para verlo'.
        Es evidente que ver y mirar, según estos diccionarios, no son sinónimos. En pocas palabras, puede decirse que ver alude más a una determinada capacidad, y mirar a cierto acto consciente y deliberado: ciertamente, vemos todo lo que miramos pero no miramos todo lo que vemos; basta tener los ojos abiertos para ver, pero para mirar necesitamos ejercer, en alguna medida, la voluntad. Esto quizá pueda ser más claro en algunos ejemplos. Se dice "tienen ojos y no ven", "ojos que no ven, corazón que no siente". No cabe, estrictamente hablando, el verbo mirar en esos contextos.
        Tengo la impresión de que, en el español de México, con mucha frecuencia hacemos uso del verbo ver en situaciones y frases en que, en otros ámbitos de la lengua española, se emplearía el verbo mirar. Decimos aquí "ver la televisión"; probablemente, de acuerdo con lo explicado arriba, sea más propio decir "mirar la televisión". Cuando alguien fija los ojos en otro, éste le pregunta "¿qué me ves?", expresión en la que parece convenir el verbo mirar ("¿qué me miras?"). Por tanto, creo que convendría, en diccionarios de mexicanismos, en la entrada ver, añadir la acepción 'mirar'.

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