Refrán formulado como un escolio del refrán " a acocote nuevo, tlachiquero viejo " en que los papeles se invierten y en el que, hasta cierto punto, aconseja al pulquero novato usar un guaje viejo. En general, se aplica a los contextos en que un aprendiz de algo tiene problemas con una situación imprevista. Tiene la misma forma, estructura rítmica y paralelismos que el referido refrán " a acocote nuevo, tlachiquero viejo ". Véase lo dicho de " a acocote nuevo, tlachiquero viejo".