Refrán popular muy arraigado en la vieja tradición hispánica y, desde luego, mexicana según la cual a quien tiene hambre todo le parece sabroso según aparece en refranes paralelos como: "a buena hambre, todo pan es bueno". El refrán, en efecto, presenta una situación extrema: una buena hambre se puede saciar bien con gordas duras porque con hambre cualquier comida en buena, y sin hambre cualquier comida es mala. Tiene la forma de una sentencia.