Frase paremiológica que expresa lo que enuncia basándose en el doble sentido de la palabra "pelado" que, entre otras cosas, significa tanto a algo que no tiene pelo o cáscara como a quien suele decir o hacer groserías: el espinazo de puerco es "pelado" en el primer sentido, el amor de los pobres lo es en el segundo. El refrán asienta que tanto uno como el otro son muy sabrosos. Se aplica a situaciones de amor poco convenientes según cierta etiqueta. La forma del refrán es la de una exclamación. Variante: "el amor de pobre es como el espinazo de puerco: pelado, pero sabroso" (F. 70).