Refrán popular de enunciación exclamativa que asienta que el amor, como el frío, lo sienten más fuerte los más pobres. O, como dice Rubio, "el hombre pobre, el que cuenta con menos elementos para el sostenimiento de su vida, es el más enamoradizo". Se aplica a situaciones en que contrasta el profundo enamoramiento con la escasez de posibilidades del enamorado. El refrán tiene la forma de una sentencia; en el discurso es capaz de desempeñar las funciones de un ejemplo cuya fuerza argumentativa procede por la vía de la inducción. Variante: "el amor es como el frío: al más pobre se le carga" (F. 37).