Dicho que, en sentido literal, significa lo que dice y en sentido paremiológico significa que cada quien cosecha lo que siembra. Se usa para sancionar situaciones en que a alguien le sobreviene algún mal. El refrán explica los males por la propia conducta según un viejo tópico de que la conducta personal repercute en la propia felicidad o desgracia. El topos que subyace a este dicho, en efecto, expresa una correlatividad de tipo causal entre sembrar y cosechar según el natural esquema semántico que ha generado dichos como el bíblico "quien siembra vientos cosecha tempestades".