Refrán popular que forma parte de una tradición que expresa los inconvenientes de las reconciliaciones entre amigos. El refranero no las recomienda. Las compara a bebidas que sólo son sabrosas si se las toma recién hechas. Así: "ni amigo reconciliado, ni café recalentado", y también: "ni amigo reconciliado, ni pastel recalentado". Nuestro refrán añade el chocolate al pastel y al café recalentados. Carece de rima por lo que parece secundario con respecto a los refranes del pastel y del café.