Refrán ranchero del ámbito de los caballos que, como el anterior, sustenta el prejuicio de que ni el caballo ni la yegua de color grullo o ceniciento sirven y, por tanto, es mejor evitarlos como hay que evitar a una mujer alegadora. La mujer del refranero ha de ser sumisa, callada y, si se puede, ignorante. El refranero mexicano tiene muchos prejuicios contra la mujer docta como se ve en refranes como "de hombre caminero y ruin, de mujer que habla latín y de caballo sin rienda, Dios nos libre y nos defienda" y, desde luego, "mujer que sabe latín ni encuentra marido ni tiene buen fin". El refrán está construido sobre un juego de sonidos: "ullo", "ulla", "uya" que da una rima consonante entre el primero y segundo hemistiquios sino una rima al mezzo sobre el mismo fondo acústico.