Refrán popular de origen ranchero que expresa una serie de prejuicios contra los juanes, las juanas y los animales de esos colores. El caballo rucio es, como dijimos arriba, de color pardo claro en tanto que la mula alazana tiene de pelo color tostado: o sea también pardo. La fobia, por tanto, expresada por este refrán alcanza, a los juanes y juanas, sí, pero también a los equinos de color pardo. Tiene la forma de una orden terminante con rima consonante entre la primera parte, la de los juanes, y la segunda, la de los equinos.