Refrán popular que, en forma exclamativa, expresa una sátira burlesca dirigida a quien se anda con indiferencias aparentes como táctica de enamoramiento. También circula de la siguiente manera cuyo sentido paremiológico es, por supuesto, el mismo: "no quiere la puerca el maiz y hasta a pizcarlo se anima"; "no quiere la puerca el máiz, no más los olotes deja"; "no quiere la puerca el máiz, no más lo hoza y lo deja."