Refrán de índole popular que expresa que toda situación es superable y que cada cosa tiene su antídoto. Formalmente, pertenece a los refranes receta que se atiene al esquema mal remedio. Su lógica, por tanto, es la misma que la de refranes "para uno que madruga, hay otro que no se acuesta" que, en el actual corpus de refranes usados en México, es el único que tiene la misma estructura que el presente refrán. Variante: "para uno que corre, otro que vuela" (F. 90).