Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.
Lunes
Y no es verdor…
Y no es verdor
lo que mi corazón
anda buscando
Ni el musgo
que dibuja al río
Es la cueva
donde nadie llega
La raíz truncada
entre las piedras
Y no lloro
por el pueblo devastado
Ni por las tapias
que sepultaron los caminos
Lloro
por la oscuridad
de los cimientos
que sustentan en ruinas
la victoria
María Luisa Iglesias
Atardacer del séptimo día
Premio Estatal de Poesía
Olga Arias 2004
Instituto Cultural del
Estado de Durango
Durango, 2005
Martes
Asonancias
Sé de un reptil que persigue
la sombra rauda y aérea
que un ave del paraíso
proyecta sobre la tierra,
desde el azul en que flota
–¡iris vivo de orlas negras!
Conozco un voraz gusano
que, perdido en una ciénaga,
acecha una mariposa
que, flor matizada y suelta,
ostenta en un aire de oro
dos pétalos que aletean!
¡Odio que la oscura escama
profesa a la pluma espléndida!
¡Inmundo rencor de oruga!
¡Eterna y mezquina guerra
de todo lo que se arrastra
contra todo lo que vuela!
Salvador Díaz Mirón (1853-1928)
El Parnaso mexicano (los trovadores de México)
Maucci Hermanos, México – Buenos Aires, 1905
José López Rodríguez, Habana
Miércoles
Las moscas
Vosotras, las familiares,
inevitables golosas,
vosotras, moscas vulgares
me evocáis todas las cosas.
¡Oh viejas moscas voraces
como abejas en abril,
viejas moscas pertinaces
sobre mi calva infantil!
¡Moscas del primer hastío
en el salón familiar,
las claras tardes de estío
en que yo empecé a soñar!
Y en la aborrecida escuela,
raudas moscas divertidas,
perseguidas
por amor de lo que vuela
–que todo es volar, sonoras,
rebotando en los cristales
en los días otoñales…
Moscas de todas las horas,
de siempre… Moscas vulgares,
que de puro familiares
no tendréis digno cantor:
yo sé que os habéis posado
sobre el juguete encantado,
sobre el librote cerrado,
sobre la carta de amor,
sobre los párpados yertos
de los muertos.
Inevitables golosas,
que ni labráis como abejas,
ni brilláis cual mariposas;
pequeñitas, revoltosas,
vosotras, amigas viejas,
me evocáis todas las cosas.
Antonio Machado (1875-1939)
Poesías
Editorial Losada, Buenos Aires, 1943
Jueves
Lo que la voz tiene de piedra
He de buscar tu nombre
en la primera cripta del cementerio.
He de perder tu acento
al escuchar el corte de la caña
o al encino temblar en la leñera.
Bajo la puerta encontraré la clave
para dar con el frasco de veneno:
a brújulas que nacen sin oriente
soles que nos deslumbran apagados.
Y en el frasco, en vez de un tósigo liberador,
me asaltarán tus últimas palabras
lo que la voz tiene de piedra
colgará de tu cuello en otra vida.
En Del río que corre
Poesía en Blanco Móvil
a través de 30 años
Libros del Marqués, México, 2017
Viernes
La diadema
Su cabellera cruza
por su cara
como nubes negrísimas
por la luna.
Su guirnalda deshecha
anda en su pelo,
igual que en aguas desbordadas.
Hoy, refinadamente,
ella es quien monta en él.
Se gana con amor
la diadema de perlas de su frente.
Con toda fuerza cae
sobre los labios de su amado
como una luna halcón
sobre una flor de loto.
El collar va y viene
bajo los pechos que se agitan
como borbotones de leche
de cántaros colmados.
Los cascabeles de su cinto
suenan a gloria del dios del amor.
Gabriel Zaid (1934)
Sonetos y canciones
Ediciones El Tucán de Virginia /
Conarte / México, 2011
Sábado
El centinela
A mediodía pasan las muchachas
con sus vestidos cuadriculados.
Ninguna me mira pero quizá
noten mi ausencia si me voy.
Una rubia me gusta,
Parece inteligente y melancólica;
en otras circunstancias
tal vez la seguiría
pero debo cumplir una misión,
permanecer aquí,
en el arco de la puerta,
ni dentro ni fuera del mundo.
Óscar Efraín Herrera (1962)
En Vuelo de palabras.
Revista de Poesía
Monterrey, enero-abril de 2016
Domingo
Un gotear incesante en el perfil de la noche
Una caída lenta.
Un hondo, denso
caer
sin asideros,
sin refugio,
sin voz.
Un indeciso estar cayendo
en lo oscuro.
Como una gota,
como un gotear incesante
en el perfil de la noche. Llueve
la noche y entra por los huecos,
las zanjas.
Hunde
En su oquedad la tristeza
y la infinitud.
Una bóveda inmensa y negra, unas estrellas;
su apaciguada luz.
Coral Bracho (1951)
La voluntad del ámbar
Era, México, 1998
Donceles #66,
Centro Histórico,
alcaldía Cuauhtémoc,
Ciudad de México,
06010.
(+52)55 5208 2526
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