Poema del día

Siete poemas para esta semana. Selección de Felipe Garrido

Lunes, 13 de Marzo de 2023
Por: Felipe Garrido

Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.

Lunes 

[Once] Canciones para cantar al amante

Frente al espejo:
arañas montan
rubios mares,
brillante pez
devorando trigales
o playas,
claridades de abeja.
*
Tu amor
el aire
tu amor.
*
De arena
sed
de arena
o vino
tu saliva.
*
Sed
de serena sed,
de estrellas.
Y volvemos al mar
adornando sus brillos
y sus meneos.
*
Del color de las fieras
y corales,
gozas
gozando
gozándome.
*
Sí,
se desorienta
de delgadaque está.
*
La sien,
la boca,
el cuello.
*
Lo terreno
frutal.
Así te miro
sol,
te miro miro
en mi sudor,
en el cuenco de mi ombligo.
*
Te veo venir,
mirar
mirando
mares para navegar,
ocres mares

muriendo en cada vuelta,
en cadarizo muriendo,
en cada mar al trote tú
muriendo rojo mar
de vientres y colmenas.
*
Ay en tus manos
mi mano.
*
Atada al mar
me llevas
y de noche,
de la cintura
a los cabellos
sobre tu cuerpo.

Ethel Krauze (1954)
Ethel Krauze, Kyra Galván, Beatriz Novaro.
Un tren de luz.
UNAM, Punto de Partida, México, 1982.

Martes

La Martín Carrera

A Enrique y Carolina

La calle cuenta sus pasos
desde el túnel de una voz
que aprieta
su adolescencia en mi cintura.
La calle crece en un abrazo.
La calle el cuerpo
la voz el puente.
La botica de pueblo,
el sombrerero chiflando,
como si fueran en balde
tantos años,
tanta ciudad amoratada…
La tienda de petróleo
boquiabierta
tiene por lengua
a una mujer gorda.
Absurdo pico en el recuerdo.
Una voz que rueda
y desnuda con su punta
todo lo que he perdido.
Voz infiel
que arrincona su luz
en el sillón.
Amor inmóvil arañando
madrugadas en pleno corazón
de barrio.
¿Por qué se pone triste esta voz
si no conoce
el sueño reventado
entre ladridos de perro
y sobresaltos de la noche?
La voz se estira
y vuelve la Martín Carrera
a llenarse de consolas
y de niñas profesionalmente bailando
su cumbia agridulce.
Y vuelve la calle con su quinceañera
recién devuelta a la vida.
Me pone en cada mirada
un cuarto verde
y su calendario de “La Fama”
donde finge un niño rubio
salido de Vidas de Santos
y junto a él llora sin carne
aquel Cristo también rubio
que miraba la miseria a golpes,
la cuchillada mensual en la cuadra,
las cortinas de plástuco
por donde asomaba a gritos
la vida.
Biografía de un buque fantasma,
Alguien se acerca,
sonrío,
cierro todos los armarios
donde duermen sucias
las fotografías manchadas de grasa
y humor negro.
Donde mueren al día
la “Apenitas” y la “Diplomática”.
¿Por qué se mueven dentro del olavido?
Caras rudas y amplias
que reían entre bachesy tendederos,
entre los cables y la excursión.
Fantasías detenidas en la boca
de mi sorpresa.
Días de carne y hueso
que aún huelen y gritan.
Días gastados de tanto sobarlos.
Días de todos los novios,
los padres y las madres.
Días robados.
Alzada está la mañana
entre sueños de chimenea.
Aquí
sentada.
Frente a esta misma voz
con el puño sin golpe
y el hueso del silencio.
Retomo aquel mundo agujerado,
aquella pesadilla de dioses
tejida a mano quieta.
Con el derrumbe como sombra.
1981

Beatriz Novaro
Ethel Krauze, Kyra Galván, Beatriz Novaro.
Un tren de luz.
UNAM, Punto de Partida, México, 1982.

Miércoles

Claro de luna

De noche, Varanasi, que antes se llamaba Benarés, es una ciudad espléndida, aún más cuando la luz eléctrica falla de repente, la luna llena ilumina las escalinatas de mármol y los templos y palacios adquieren una realidad fantasmagórica.
Barcas encalladas, pintadas deblanco y azul, son vestigios arqueológicos de edades muy remotas; coexisten con la realidad. Los siglos se encaraman, como los edificios, los unos sobre los otros.
Caminamos, evitando pisar la boñiga de las vacas.

Historias de géneros diversos

Los turbantes le sirvieron a Simbad para protegerse del sol; para salvarse de sus naufragios; para vendarse las heridas; para viajar por los aires con el ave Roc; para adornar su cabeza; para ahorcar a los que quisieron darle fama, y, sobre todo, para no parecerse a Ulises. Ahora las mujeres los usan sólo porque la revista Vogue los ha puesto de moda.

Historia de escaparate

Las mujeres se entregan a un ritual de tocador que con fervor sagrado les permite convertirse en animales de vitrina.

Margo Glantz (1930)
A los dieciséis
UNAM / CCH Naucalpan
Academia Mexicana de la Lengua
“La Academia para jóvenes”
México, 2020.

Jueves

I
Que se cierre esa puerta
que no me deja estar a solas con tus besos.
Que se cierre esa puerta
por donde campos, sol y rosas quieren vernos.
Esa puerta por donde
la cal azul de los pilares entra
a mirar como niños maliciosos
la timidez de nuestras dos caricias
que no se dan porque la puerta, abierta...
Por razones serenas
pasamos largo tiempo a puerta abierta.
Y arriesgado es besarse
y oprimirse las manos, ni siquiera
callar en buena lid...
Pero en la noche
la puerta se echa encima de sí misma
y cierra tan ciega y claramente,
que nos sentimos ya, tú y yo, en campo abierto
escogiendo caricias como joyas
ocultas en las noches con jardines
puestos en las rodillas de los montes,
pero solos, tú y yo.
La mórbida penumbra
enlaza nuestros cuerpos y saquea
mi ternura tesoro,
la fuerza de mis brazos que te agobian
tan dulcemente, el gran beso insaciable
que se bebe a sí mismo
y en su espacio redime
lo pequeño de ilímites distancias...
Dichosa puerta que nos acompañas,
cerrada, en nuestra dicha. Tu obstrucción
es la liberación destas dos cárceles;
la escapatoria de las dos pisadas
idénticas que saltan a la nube
de la que se regresa en la mañana.

III
Yo acaricio el paisaje,
oh adorada persona
que oíste mis poemas y que ahora
tu cabeza reclinas en mi brazo.
Hornea el mediodía sus calores,
labrados panes para el ojo
que comulga con ruedas de molino.
10,15, 20, 30, las parcelas
opinan sobre el verde, sin agriarse;
y los poblados, vida y ropa limpia
sacan al sol. Caminos campesinos
suben sin rumbo fijo, a holgar, al cerro.
Los árboles conversan junto al río,
de nidos en proyecto, de otros en abandono,
de la nube servida como helado
en el remanso próximo,
del equipaje de las piedras
que acaso nadie ha dejado en la orilla,
de la avispa hipodérmica,
del aguacero y la joven vereda,
de las ranas deletreadas en su propia escuela,
del verso como prosa
y del viento de anoche que barrió las estrellas.
El río escucha siempre caminando.
El río que se conduce a sí mismo, cómo y cuándo…
Detrás de un cerro grande
va estallando una nube lentamente.
Su sorpresa
es como nuestra dicha: ¡tan primera!
Lo inaugural que en nuestro amor es clave
de toda plenitud.
El aire tiembla a nuestros pies. Yo tengo
tu cabeza en mi pecho. Todo cuaja
la transparencia enorme de un silencio
panorámico, terso,
apoyado en el pálido delirio
de besar tus mejillas en silencio.

Carlos Pellicer (1897-1977)
Recinto y otras imágenes.
FCE, México, 1941.

Viernes

De las propiedades que las dueñas chicas han

Quiero abreviarvos, señores, la mi predicación,
Quiero abreviarles, señores, la mi predicación
ca siempre me pagé de pequeño sermón
pues siempre me precié de que fuera pequeño el sermón
e de dueña pequeña e de breve rrasón:
y de mujer pequeña y de pocas palabras;
ca lo poco e bien dicho finca en el coraçón.
pues lo poco y bien dicho arraiga en el corazón.

Del que mucho fabla rríen, quien mucho rríe es loco,
Del que mucho habla se ríen; quien ríe mucho es un loco;
tyene la dueña chica amor grand e non de poco:
tiene la mujer pequeña gran amor, de ningún modo poco:
dueñas dy grandes por chicas, por grandes chicas non troco;
yo dejé mujeres grandes por chicas: por las grandes las chicas no cambio,
mas las chicas por las grandes non se rrepiente del troco.
mas si tomas las chicas por las grandes no te arrepientes del cambio.

De las chicas, que bien diga, el amor me fiso rruego,
De las chicas que bien hable el amor me hizo ruego,
que diga de sus noblesas e quiérolas dezir luego:
que diga de sus noblezas y las quiero decir en seguida:
direvos de dueñas chicas, que lo tenedes en juego.
les diré de las dueñas chicas, pongan mucha atención:
Son frías como la nieve e arden más que'l fuego:
son frías como la nieve y arden más que el fuego;

son frías de füera; en el amor ardientes,
son frías por fuera; en el amor ardientes,
en cama solaz, trebejo, plasenteras e rrientes.
en la cama solaz, juguetonas, placenteras y rientes.
En casa cuerdas, donosas, sosegadas, bienfasyentes;
En la casa cuerdas, graciosas, sosegadas, bienfacientes;
muncho ál fallaredes, ado byen paredes mientes.
mucho más encontrarán, donde bien pongan atención.

En pequeña girgonça yase grand rresplandor,
En una gema pequeña yace gran resplandor,
en açúcar muy poco yase mucho dulçor:
en azúcar muy poco yace mucho dulzor:
en la dueña pequeña yase muy grand amor:
en la dueña pequeña yace muy gran amor:
pocas palabras cunple al buen entendedor.
pocas plabras bastan al buen entendedor.

Es pequeño el grano de la buena pimienta;
Es pequeño el grano de la buena pimienta;
pero más que la nues conorta e más calyenta:
pero más que la nuez conforta y más calienta:
así dueña pequeña, sy todo amor consienta,
así la dueña chica, si todo amor consiente,
non ha plaser del mundo qu'en ella non se sienta.
no hay placer en el mundo que en ella no se sienta.

Como en chica rrosa está mucha color,
Como en una rosa chica hay mucho color,
e en oro muy poco grand preçio e grand valor,
Y en oro muy poco gran precio y gran valor,
como en poco bálsamo yase grand buen olor:
como en poco bálsamo yace mucho buen olor;
ansý en chica dueña yase muy grand amor.
así en una dueña chica yace muy grande amor.

Como rroby pequeño tyene muncha bondad,
Como un rubí pequeño tiene mucha bondad,
color, vertud e precio, noblesa e claridad:
color, virtud y precio, nobleza y claridad;
asý dueña pequeña tiene muncha beldad,
así la dueña pequeña tiene mucha beldad,
fermosura e donayre, amor e lealtad.
hermosura y donaire, amor y lealtad.

Chica es la calandria e chico el rroysyñor;
Chica es la calandria y chico el ruiseñor;
pero más dulçe canta, que otra ave mayor:
pero más dulce canta que otra ave mayor;
la muger, por ser chica, por eso non es pior;
la mujer, por ser chica, no por eso es peor;
con doñeo es más dulce, que açúcar nin flor.
cuando se la enamora es más dulce que el azúcar o cualquier flor

Son aves pequeñuelas papagayo e orior;
Son aves pequeñuelas el papagayo y el oriol;
pero cualquiera dellas es dulçe gritador,
pero cualquiera de ellas es un dulce gritador,
adonada, fermosa, preçiada, cantador:
lleno de dones, hermoso, apreciado, cantador;
bien atal es la dueña pequeña con amor.
pues tal cual es la dueña pequeña con amor.

En la muger pequena non ha conparación:
La mujer pequeña no tiene comparación:
terrenal paraýso es e consolaçión,
es terrenal paraíso y es consolación,
solás e alegría, plaser e bendiçión,
solaz y alegría, placer y bendición.
¡mijor es en la prueva qu'en la salutaçión!
¡mejor es al probarla que en la salutación!

Ssyempre quis' muger chica, más que grand' nin mayor:
Siempre quise mujer chica, más que grande ni mayor:
¡non es desaguisado de grand mal ser foydor!
¡no es un desaguisado de un gran mal ser huidor!
Del mal, tomar lo menos: díselo el sabidor:
Del mal, tomar lo menos: lo dice el sabedor:
¡por end' de las mugeres la menor es mijor!
Así que, de las mujeres, ¡la menor es mejor!

Juan Ruiz, arcipreste de Hita (c. 1283-c. 1350)
Libro de buen amor.
Edición y notas de
Julio Cejador y Frauca
Espasa-Calpe, Madrid, 1963.
Transcripción de Felipe Garrido.

Sábado

La escalera y la hormiga

En la medianoche
la hormiga desciende por la escalera del hotel.
Intenta seguir la prolongación de una línea recta.
Se detiene a veces ¿qué laberintos resolverá?
Pero cada escalón la detiene
de una manera que sorprende.
Recorre el peldaño como buscando
el bulto que su espalda necesita,
después se precipita como cantando.
Está desprovista de todo compromiso,
pero de pronto encuentra un pedazo de ala
y corre para llegar a la casilla que desconocemos.
Se regodea en cada escalón
y después desciende oronda al otro
y corre como si estuviera en una playa.
Tiene la alegría
de ser la dominadora de la escalera.
Sabe que su finalidad será lograda.
El zapato que la puede mancillar
pasa muy cerca, pero le deja
un pedazo de hoja de tabaco,
un pétalo aburrido,
la sal que le calienta los ojos dominantes.
Señorea la escalera
y ha paseado cada peldaño
con la elegancia de una dama inglea
que lleva la basura hasta la esquina,
a un latón verde
con la corona inglesa
raspada por los dos leopardos.

5 de diciembre de 1974

José Lezama Lima (1910-1976)
Poesía completa
Letras Cubanas, La Habana, 1994.

Domingo

¿Dónde vas, Alfonso XII…

¿Dónde vas, Alfonso XII,
dónde vas triste de tí?
Voy en busca de Mercedes
que hace tiempo no la vi.
Ya Mercedes está muerta,
muerta está, que yo la ví,
cuatro duques la llevaban
por las calles de Madrid.
Su carita era de cera
y sus manos de marfil,
Y el velo que la cubría,
de color carmesí.
Sandalias bordadas de oro
llevaba en sus lindos pies,
que se las bordó la infanta,
la infanta doña Isabel.
El manto que la envolvía
era rico terciopelo
y en letras de oro decía:
“Ha muerto cara de cielo”.
Los caballos de Palacio
ya no quieren pasear,
porque se ha muerto Mercedes
y luto quieren llevar.
Los faroles de las calles
con gasas negras están,
porque se ha muerto Mercedes
y luto quieren llevar.
Ya murió la flor de mayo,
ya murió la flor de abril,
ya murió la blanca rosa,
rosa de todo Madrid.

Anónimo
En Juan Menéndez Pidal,
Poesía popular: colección de viejos romances que se cantan por los asturianos en la danza prima, esfoyazas y filandones, recogidos directamente de boca del pueblo, anotados y precedidos de un prólogo. (1885).


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