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El pasado 8 de junio falleció el escritor e historiador Arturo Azuela. Fue elegido miembro de la Academia Mexicana de la Lengua el 9 de mayo de 1985 y tomó posesión el 25 de septiembre de 1986; ocupó la silla XXX que había dejado vacante Agustín Yáñez en enero de 1980. El autor de obras como El tamaño del infierno tenía 74 años de edad. Por medio de un comunicado de prensa, sus hijos informaron que el escritor padecía, desde hace tiempo, una enfermedad que finalmente causó su muerte.

Arturo Azuela fue director de la Casa del Lago y de la Revista Universidad de México; editor de la nueva época de La vida literaria; director del Consejo Directivo de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Escritores; director de Literatura y subdirector general del INBA; director de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM; coordinador del Sistema de Universidad Abierta de la UNAM; presidente de la Asociación de Escritores de México; consultor internacional y director del Fondo de Cultura Económica en España.

El director de la Academia Mexicana de la Lengua, Jaime Labastida, declaró que “lo que se debe destacar de Arturo Azuela es la diversidad de sus intereses porque era un hombre de ciencia, fue historiador y escritor; su vocación como narrador lo llevó a ser miembro de la Academia; de manera que es una figura difícil de sustituir en cualquier terreno por la multiplicidad de sus intereses, pero creo que lo más vamos a conservar en la memoria es su obra narrativa, recuerdo que El tamaño del infierno, su primera novela, causó un impacto enorme porque nadie esperaba que después de haber pasado por las facultades de Ciencias, y de Filosofía y Letras, se dedicara a la escritura, quizá tuvo que ver la admiración que tuvo por su abuelo”, el novelista Mariano Azuela.

Por su parte, el violonchelista y, también, miembro de número de la Academia, Carlos Prieto, lamentó el deceso de Azuela y manifestó lo siguiente: “Le tenía un gran cariño y una profunda admiración, y en estos últimos meses que estuvo muy delicado de salud, a pesar de ello siempre me impresionaba su vigor y su optimismo que lo llevaban a emprender nuevos proyectos… Me impresionaba su cultura, que fue muy amplia, prueba de ello es que era matemático, estudió música, un gran escritor y un hombre muy culto”.

Azuela fue un autor múltiplemente reconocido, con premios como el Xavier Villaurrutia (1974) por El tamaño del infierno; el Nacional de Novela José Rubén Romero (1978) por Manifestación de silencios; el Internacional Estro Armónico España 1999, otorgado por la Fundación Rafael Alberti y Editart, y la Medalla Luis de Camôes 2002 por Extravíos y maravillas, entre otros.

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