“El buen historiador será aquél que se considere escritor”: Álvaro Matute, entrevista en Crónica

Domingo, 11 de Junio de 2017

Entrevista de Reyna Paz

Álvaro Matute ofrecerá en el primer bimestre de 2018 su discurso de ingreso a la AML. Es profesor e investigador emérito en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM desde 2004 y miembro de la Academia Mexicana de la Historia desde 1998

Los historiadores siempre necesitarán de la lengua porque gracias a las palabras se configuran las personalidades de los héroes y se transmite el conocimiento del pasado, señala el historiador Álvaro Matute (Ciudad de México, 1943), quien fue elegido como nuevo integrante de la Academia Mexicana de la Lengua (AML) para ocupar la silla número XXXIII y quien en entrevista opina que un buen historiador siempre será aquél que también se considere escritor.

“La historia está hecha con palabras, la historia es lenguaje, la historia la leemos porque es transmitida por la escritura. Mi presencia en la AML consistirá en sumarme a otros historiadores que ya están en ella para seguir estudiando la manera en que historia y lenguaje se unen para dar lugar a todo lo que conocemos del acontecer”, destaca el también académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En este punto, añade, su presencia tiene un sentido porque su labor como historiador, profesor e investigador ha estado dedicada a la historia de la historia escrita, “ése ha sido uno de mis quehaceres básicos, entonces creo que eso algo que reconoció la Academia”.

—¿Estudiará el lenguaje para dar explicaciones históricas?

—Me he dedicado a estudiar la obra de los historiadores mexicanos, eso es importante porque ellos conforman la historia escrita, desde la conquista que es cuando se utiliza la lengua española como vehículo de comunicación, hasta ahora. Esto nos permite conocer a los historiadores, conocer la forma en que han escrito la historia y cómo plantean cuestiones como la configuración de las grandes personalidades, de los identificados como héroes. La fuerza que tiene el lenguaje empleado por los historiadores le da connotaciones importantes a lo que conocemos de la historia.

Álvaro Matute que en el primer bimestre de 2018 ofrecerá su discurso de ingreso a la AML, es profesor e investigador emérito en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM desde 2004, es miembro de la Academia Mexicana de la Historia desde 1998 y su trabajo se enfoca a la historia política y cultural de la Revolución Mexicana, a la historiografía mexicana, a José Vasconcelos y a la teoría y filosofía de la historia.

—¿Considera que un historiador también es un escritor?

—En la segunda mitad del siglo XX, la historia migró a las ciencias sociales, lo cual implicó de alguna manera una riña con la figura del historiador-escritor, yo sigo defendiendo esa presencia del historiador-escritor aun cuando no desconozco ni niego los beneficios que aporta esta migración a las ciencias sociales.

“Sin embargo, cuando en la segunda mitad del siglo XX llegó el llamado giro lingüístico, se recordó que la historia es lenguaje y a partir de ella se produce historia. Por mucho que las ciencias sociales hayan tenido una presencia tan fuerte, no deja de ser lenguaje lo que el historiador produce, entonces en ese sentido el buen historiador debe seguir siendo un historiador-escritor”.

—¿Cuáles son las lecturas a las que siempre regresa?

—Siempre tenemos a la mano una gran biblioteca ya sea propia o ajena, que nos permite acudir a los historiadores y a los escritores en general, porque un gran maestro mío, Edmundo O’Gorman, que también fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, nos recomendaba a los estudiantes nunca dejar de leer literatura porque eso enriquecía mucho nuestra actividad como historiadores.

Por eso, añade, “es muy satisfactorio acudir a los historiadores antiguos como Francisco Javier Clavijero, a personalidades del siglo XIX como Fray Servando Teresa de Mier, Lucas Alamán o Lorenzo de Zavala, o historiadores más cercanos como Justo Sierra, Victoriano Salado Álvarez y muchos que nos enriquecen, que van conformando nuestro gran repertorio historiográfico y que nos permiten tender puentes entre pasado y presente”.

—¿Buscará el acercamiento de jóvenes a la AML?

—Desde luego. La historia de la Academia es la historia de una renovación constante, hoy suenan míticos los nombres de Joaquín García Icazbalceta, José María Vigil, Alfonso Reyes, es decir, gente que no tuvimos oportunidad de conocer pero luego llegaron otros como Salvador Novo o personas que aún están entre nosotros, como Miguel de León-Portilla… los tiempos van cambiando, se van unos y se acercan otros.

“Espero que la labor en la Academia me permita mantenerme cerca de la gente joven que he tenido el privilegio de atender en las aulas, siempre estamos con ellos para darles el paso de la estafeta”, responde.

Álvaro Matute, quien también ha publicado La raza como explicación histórica y Aproximaciones a la historiografía de la Revolución Mexicana, por mencionar algunos de sus libros, comenta que actualmente trabaja en la edición de las memorias de un desconocido general zapatista llamado Enrique Rodríguez Mora, alias El Tallarín.

“El Tallarín fue un niño incorporado a la lucha zapatista, cerca de Emiliano Zapata, que de adulto tuvo algunas presencias fuertes en rebeliones locales en el estado de Morelos, en los años 30. Al final de su vida redactó unas memorias que permanecen inéditas, entonces la heredera del general puso en mis manos esos textos y estoy cerca de darle el punto final al estudio introductorio para darlas a conocer al público”, precisa.

El historiador mexicano recibió el Premio Universidad Nacional en Investigación en Humanidades, 1997; la Medalla “Capitán Alonso de León”, de la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística, 2007; y el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía, 2008.

Para leer la nota original, visite: http://www.cronica.com.mx/notas/2017/1027332.html


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