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riesgo y fortuna de la interpretación simbólica
ese
Sueño
precedentemente formulado por Ezequiel A. Chávez (para quien
cada uno de los núcleos temáticos en que resulta divisible el poema no son
parte de una caprichosa secuencia de sueños yuxtapuestos, sino “un sólo
sistema” configurado por todos ellos),
4
Méndez Plancarte trazó el mapa
conceptual de sus 12 etapas o “visiones”:
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la primera corresponde a la que
llamó “La invasión de la noche”, y sirve de marco a las dos siguientes: “El
sueño del cosmos” y “El dormir humano”. Dentro de este último se verifi­
can nuevas visiones, ya no de carácter astronómico o fisiológico, predomi­
nantes en los anteriores pasajes, sino propiamente intelectuales: los sueños
de “La intuición universal” y de “La omnisciencia metódica”, que son for­
mas de una misma insaciable “Sed desenfrenada de saber” que atenaza al
espíritu humano.
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Sin embargo, cualquiera que sea el método elegido, el
alma racional no logra satisfacer su temerario propósito: tanto la fulgurante
intuición como el discurso graduado fracasan por parejo. Llega entonces a
su término el ciclo de la noche terrestre y del reposo corporal; la facultad
imaginativa se debilita porque –faltando el alimento– ya no suben a ella los
“claros vapores” de una serena digestión, razón por la cual la fantasía deja
de elaborar las nítidas imágenes o fantasmas que antes –como en un espejo
iluminado– iba presentando al entendimiento, y el sujeto soñante despier­
ta ante la inminente llegada del “Día triunfante”.
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4
Ezequiel A. Chávez,
Sor Juana Inés de la Cruz. Ensayo de psicología y de estimación del sentido
de su obra y su vida…
, México, Porrúa, 1970 (“Sepan Cuántos…”, núm. 148 [1ª ed., Barcelona,
1931]).
5
La forma del
Primero sueño
es una continuada “silva” carente, como tal, de divisiones estróficas
o tipográficas; de ahí la necesidad de la crítica de irla segmentando de conformidad con sus núcleos
temáticos.
6
José Gaos puntualizó la índole de la actividad intelectual de sor Juana: “procede –dice– a ejer­
citarse primeramente por la vía de la
intuición
, pues este nombre es el propio para lo que el poema
mismo llama en determinado punto un ‘conocer con un acto intuitivo todo lo criado’ […]. Pero
la intuición unitaria fracasa ante la diversidad poco menos que infinita del mundo.Y entonces el
intelecto acude, ya reflexivamente, al
discurso
[…] a la forma del pensamiento discursivo […]. Este
es el único respecto a cual cabe hablar propiamente de ‘método’, esto es, de recorrido de un camino,
por sus pasos contados hasta una meta” (cf. “El sueño de un sueño”,
Historia Mexicana,
37, México,
El Colegio de México, 1960).
7
Cf. sor Juana Inés de la Cruz,
El sueño
, ed., introd., notas y versión Alfonso Méndez Plancarte,
México, unam-Imprenta Universitaria, 1951.